20/04/2020, 21:22
El perezoso Chuunin, siguió dandoles lecciones de vida gratuitas, aunque no pudo evitar dejar escapar un bufido ante un jocoso comentario que soltó. Pero aquello que dijo de los Lobos solitarios, que se dedicaban a cazar monstruos y luego llevarse a una preciosa joven de cabellos largos, ligeramente timida, algo aniñada pero mu y dulce... La habían golpeado de lleno; ella deseaba ese aire tan guay con una ondeante capa al viento. Algo la hizo percatarse mentalmente ¿por qué precisamente la chica tenía que tener esos matices? Aunque esas eran las ideas principales que le venían a la cabeza al pensar en una princesa en apuros.
Con tanta cháchara el camino se les hizo corto al trío de ninjas. Antes de que pudieran darse cuenta, los amejin dieron con sus pasos frente a una gran persiana metálica, en un callejón del Distrito Comercial. Parecía la única entrada a un enorme edificio de varias plantas con un letrero algo parco en detalles que enunciaba el renombrado apellido de su dueño.
Más pronto que tarde, llegaron a su destino; una gran pared metálica se erguía frente a ellos, y tras otro consejo de su nuevo maestro, golpeo ligeramente la puerta. Poco después dos hombres hicieron acto de presencia cuando esta se alzó. Uno era bastante bajo pero sobretodo ancho de espalda mientras que el otro apestaba a clase alta y pretenciosa por todos lados.
—Yamaguchi-dono, mi nombre es Momochi Ebisu, chūnin de Amegakure. Estos son mis alumnos, Himura Ren y Taka Kisame. Serán ellos los encargados del reparto promocional de Amemermelada durante el día de hoy.
— G-Gracias por confiar en nosotros. Esperemos no defraudarles — añadió educadamente algo nerviosa, inclinándose frente a ambos con las manos cerca de su cintura.
Ren podía ser un desastre, liante y le gustaba una buena bronca barriobajera como a la mayoría; pero algo que grabó a fuego lento en su mente, fue el respeto a las autoridades y sus mayores.
Con tanta cháchara el camino se les hizo corto al trío de ninjas. Antes de que pudieran darse cuenta, los amejin dieron con sus pasos frente a una gran persiana metálica, en un callejón del Distrito Comercial. Parecía la única entrada a un enorme edificio de varias plantas con un letrero algo parco en detalles que enunciaba el renombrado apellido de su dueño.
Más pronto que tarde, llegaron a su destino; una gran pared metálica se erguía frente a ellos, y tras otro consejo de su nuevo maestro, golpeo ligeramente la puerta. Poco después dos hombres hicieron acto de presencia cuando esta se alzó. Uno era bastante bajo pero sobretodo ancho de espalda mientras que el otro apestaba a clase alta y pretenciosa por todos lados.
—Yamaguchi-dono, mi nombre es Momochi Ebisu, chūnin de Amegakure. Estos son mis alumnos, Himura Ren y Taka Kisame. Serán ellos los encargados del reparto promocional de Amemermelada durante el día de hoy.
— G-Gracias por confiar en nosotros. Esperemos no defraudarles — añadió educadamente algo nerviosa, inclinándose frente a ambos con las manos cerca de su cintura.
Ren podía ser un desastre, liante y le gustaba una buena bronca barriobajera como a la mayoría; pero algo que grabó a fuego lento en su mente, fue el respeto a las autoridades y sus mayores.