24/04/2020, 11:36
Eri puso morros a Datsue, de nuevo, pero no sabía qué replicarle pues tenía razón, así que la atención se la llevó Hana, quien se puso pálida de golpe. Parecía buscar las palabras adecuadas para hablar de su combate, hasta que, finalmente, logró arrancar.
Habló de Ren, su contrincante, su hermana de Amegakure con quien parecía tener una relación íntima. Se habían peleado un buen día y desde entonces la ignoraba, por ello estaba decaída. «Supongo que le cuesta horrores hablar de estas cosas con gente si se siente tan sola...» Eri comenzó a jugar con sus manos mientras ella proseguía con su discurso.
— Supongo que nuestro combate, visto desde fuera, fue el de dos niñas enfadadas. No fui capaz de mantener la calma y creo que ni siquiera hicimos sello de confrontación.
Sin duda, aquello le dolía y le provocaba un sentimiento algo agridulce en su pecho. Se había esforzado por que Hana fuera una buena kunoichi que no se dejase llevar por las emociones como ella lo había hecho más de una vez, pero, después de todo, no dejaba de ser una chiquilla de catorce años recién graduada y con una personalidad chocante. Formó una sonrisa triste al ver como torcía su cuerpo en una reverencia.
— Lo siento mucho, Eri-sensei, sé que no hubieses estado orgullosa de mí si lo hubieses visto, sé que te has esforzado conmigo y yo he malgastado ese esfuerzo. Perdoname.
Aprovechando que había bajado su rostro, Eri acarició su cabeza de forma lenta y pausada, aun sonriente. Miró a Datsue. Ellos también habían sido temperamentales durante mucho tiempo. Quizá demasiado.
—Venga, Hana, no pasa nada, todos nos hemos dejado llevar alguna vez —intentó restar importancia al asunto—. Así que no te preocupes, ha sido un combate y no todo el torneo, ¿no? Así has empezado dando espectáculo —prosiguió, mientras seguía acariciándola—. En el siguiente demuestra lo buena kunoichi que eres y ya.
Tampoco podían hacer nada por la primera ronda, así que no podía preocuparse más.
Habló de Ren, su contrincante, su hermana de Amegakure con quien parecía tener una relación íntima. Se habían peleado un buen día y desde entonces la ignoraba, por ello estaba decaída. «Supongo que le cuesta horrores hablar de estas cosas con gente si se siente tan sola...» Eri comenzó a jugar con sus manos mientras ella proseguía con su discurso.
— Supongo que nuestro combate, visto desde fuera, fue el de dos niñas enfadadas. No fui capaz de mantener la calma y creo que ni siquiera hicimos sello de confrontación.
Sin duda, aquello le dolía y le provocaba un sentimiento algo agridulce en su pecho. Se había esforzado por que Hana fuera una buena kunoichi que no se dejase llevar por las emociones como ella lo había hecho más de una vez, pero, después de todo, no dejaba de ser una chiquilla de catorce años recién graduada y con una personalidad chocante. Formó una sonrisa triste al ver como torcía su cuerpo en una reverencia.
— Lo siento mucho, Eri-sensei, sé que no hubieses estado orgullosa de mí si lo hubieses visto, sé que te has esforzado conmigo y yo he malgastado ese esfuerzo. Perdoname.
Aprovechando que había bajado su rostro, Eri acarició su cabeza de forma lenta y pausada, aun sonriente. Miró a Datsue. Ellos también habían sido temperamentales durante mucho tiempo. Quizá demasiado.
—Venga, Hana, no pasa nada, todos nos hemos dejado llevar alguna vez —intentó restar importancia al asunto—. Así que no te preocupes, ha sido un combate y no todo el torneo, ¿no? Así has empezado dando espectáculo —prosiguió, mientras seguía acariciándola—. En el siguiente demuestra lo buena kunoichi que eres y ya.
Tampoco podían hacer nada por la primera ronda, así que no podía preocuparse más.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)