25/04/2020, 19:52
Y vuelta al Bijū Bunshin. Así pues, Daruu retrocedió y volvió a sentarse en su roca. Bostezó, aburrido, y se quedó mirando a Datsue, a ver cómo intentaba hacer la técnica. Tras varios intentos infructuosos, en los que Daruu torcía el gesto y levantaba una ceja, preguntándose si estaba loco (antes de comprender que no hablaba consigo mismo sino con Shukaku), hubo un estallido, una nube de humo, y entonces una losa de piedra cayó sobre Daruu. Figuradamente, claro. No le habían tirado un Doton.
«Eh, eh, eh, eh, espera un momento», se dijo a sí mismo, «¿pero estamos locos o qué? ¡Que vas a estar aquí con SHUKAKU! ¡Shukaku!» El Hyūga miró hacia todas las direcciones, buscando la ruta de escape más rápida. Por si acaso.
Pero lo que salió de la nube de humo fue... un cadáver andante. Un zombie, un anciano que lleva días muerto sosteniéndose a duras penas, respirando como un gato aplastado con asma...
Todo figuradamente, de nuevo.
Daruu no rio. No tuvo cojones. Las amenazas de Shukaku sonaban cómicas.
Sabía que no eran broma.
«Eh, eh, eh, eh, espera un momento», se dijo a sí mismo, «¿pero estamos locos o qué? ¡Que vas a estar aquí con SHUKAKU! ¡Shukaku!» El Hyūga miró hacia todas las direcciones, buscando la ruta de escape más rápida. Por si acaso.
Pero lo que salió de la nube de humo fue... un cadáver andante. Un zombie, un anciano que lleva días muerto sosteniéndose a duras penas, respirando como un gato aplastado con asma...
Todo figuradamente, de nuevo.
Daruu no rio. No tuvo cojones. Las amenazas de Shukaku sonaban cómicas.
Sabía que no eran broma.