29/04/2020, 22:23
— No. Lo siento, Ren, pero no paso por ahí. Te acompaño y me aseguro de que llegues bien. Todo esto es culpa mia y hasta que no te vea tumbada en tu cama seca y serena, no voy a quedarme tranquila. Además, ya comprobamos que tenemos la misma talla, podrás dejarme algo en Nishinoya.
Con gesto de preocupación, se limitó a asentir. Cuando llegarón hasta su habitación, ya había comenzado a atardecer, un anaranjado tono bañaba todo el valle de los dojos con suavidad, incluida la habitación de Ren. Su habitación estaba ligeramente desordenada, la cama deshecha y algo de ropa sobre una silla. La morena no pudo evitar dirigir toda su atención a la mesita, donde reposaba aquella curiosa arma que Hana le había dado días antes del combate en el estadio; la cogió con cuidado, mateniendola entre sus dos manos con una delicadeza no propía de lo bárbara que llegaba a ser habitualmente.
— H-Hana, quiero que te lo vuelvas a quedar — todavía sosteniéndolo entre ambas manos, se acercó hasta ella con el rostro suavemente arrugado por la tristeza que la envolvía.
Con gesto de preocupación, se limitó a asentir. Cuando llegarón hasta su habitación, ya había comenzado a atardecer, un anaranjado tono bañaba todo el valle de los dojos con suavidad, incluida la habitación de Ren. Su habitación estaba ligeramente desordenada, la cama deshecha y algo de ropa sobre una silla. La morena no pudo evitar dirigir toda su atención a la mesita, donde reposaba aquella curiosa arma que Hana le había dado días antes del combate en el estadio; la cogió con cuidado, mateniendola entre sus dos manos con una delicadeza no propía de lo bárbara que llegaba a ser habitualmente.
— H-Hana, quiero que te lo vuelvas a quedar — todavía sosteniéndolo entre ambas manos, se acercó hasta ella con el rostro suavemente arrugado por la tristeza que la envolvía.