23/05/2020, 11:51
Toc, toc, toc.
El Hyuuga golpeó tímida pero firmemente la puerta de la habitación de Aotsuki Ayame. Eran las ocho de la tarde, y aquella era la tercera vez que lo intentaba. Ya sea porque Ayame no había querido recibir la visita de nadie como que estuviera allá afuera entrenando, Daruu no había tenido éxito. Empezaba a impacientarse, pero el corazón le agolpaba en el pecho como un martillo y después de lo sucedido hacía algunas semanas no podía aguantarlo más.
Daruu suspiró.
Parecía que aquella vez tampoco habría suerte. Ya estaba anocheciendo: quizás sería mejor esperar a mañana. El muchacho se dio la vuelta, lánguido, y echó a caminar hacia su habitación.
Aún con la bana esperanza de que la puerta se abriese a sus espaldas.
El Hyuuga golpeó tímida pero firmemente la puerta de la habitación de Aotsuki Ayame. Eran las ocho de la tarde, y aquella era la tercera vez que lo intentaba. Ya sea porque Ayame no había querido recibir la visita de nadie como que estuviera allá afuera entrenando, Daruu no había tenido éxito. Empezaba a impacientarse, pero el corazón le agolpaba en el pecho como un martillo y después de lo sucedido hacía algunas semanas no podía aguantarlo más.
Daruu suspiró.
Parecía que aquella vez tampoco habría suerte. Ya estaba anocheciendo: quizás sería mejor esperar a mañana. El muchacho se dio la vuelta, lánguido, y echó a caminar hacia su habitación.
Aún con la bana esperanza de que la puerta se abriese a sus espaldas.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)