24/05/2020, 23:51
El murmullo chirriante de las bisagras al abrirse le sorprendió a medio camino. Daruu se detuvo, y echó la vista atrás sin darse la vuelta. Ayame asomó por la puerta y pronunció su nombre. Él sonrió, se dio la vuelta y le dedicó una pequeña reverencia.
—Hola, Ayame —dijo—. ¿Has cenado ya? —Miró hacia los colores púrpura y naranja del atardecer—. Aquí, en el Valle de los Dojos, durante el primer torneo en el que participamos, tuvimos nuestra primera cita.
Señaló hacia sus espaldas con el pulgar.
»¿Repetimos?
Daruu iba vestido con un fresco yukata de color blanco, que hacía juego con sus ojos. A la cintura, llevaba atado un cinturón de color púrpura.
—Hola, Ayame —dijo—. ¿Has cenado ya? —Miró hacia los colores púrpura y naranja del atardecer—. Aquí, en el Valle de los Dojos, durante el primer torneo en el que participamos, tuvimos nuestra primera cita.
Señaló hacia sus espaldas con el pulgar.
»¿Repetimos?
Daruu iba vestido con un fresco yukata de color blanco, que hacía juego con sus ojos. A la cintura, llevaba atado un cinturón de color púrpura.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)