26/05/2020, 23:46
Él apartó la mirada, visiblemente ruborizado, y Ayame le miró con cierta duda. ¿Llevaba algo raro? ¿Se le había olvidado peinarse? No, no podía ser eso... ¿Quizás las tiritas de sus manos le incomodaban?
—Qué guapa vas —dijo al fin, y en aquella ocasión fue el turno de Ayame para sonrojarse.
—G... gracias —sonrió ella, con las mejillas encendidas—. A ti te queda muy bien el color blanco —añadió, refiriéndose al elegante uwagi que vestía.
—Pues... no, no he pensado nada. Mientras no me pongan pescado me da igual, ya me conoces.
—Vale, pero nada de pizza. Aún no me he recuperado de la última vez —respondió, medio en broma, sujetándose el brazo con el antebrazo. Lo último que quería en una cita entre ellos era terminar tan empachada como terminaron la última vez.
—Eso sí... mejor un sitio en el que tengamos algo de espacio e intimidad en la mesa. Tenemos cosas importantes... de las que hablar.
Ayame parpadeó un par de veces, confundida. Un súbito temor la invadió. ¿Acaso...? ¿Acaso estaba molesta con ella por lo que pasó entre sus padres? ¿Tan enfadado estaba que iba a... a...?
—Ah... V... vale... —tartamudeó, con un hilo de voz y unas súbita ganas de echarse a llorar treparon desde su pecho hasta su garganta, aferrándose a ella con garras dolorosas y afiladas..
—Qué guapa vas —dijo al fin, y en aquella ocasión fue el turno de Ayame para sonrojarse.
—G... gracias —sonrió ella, con las mejillas encendidas—. A ti te queda muy bien el color blanco —añadió, refiriéndose al elegante uwagi que vestía.
—Pues... no, no he pensado nada. Mientras no me pongan pescado me da igual, ya me conoces.
—Vale, pero nada de pizza. Aún no me he recuperado de la última vez —respondió, medio en broma, sujetándose el brazo con el antebrazo. Lo último que quería en una cita entre ellos era terminar tan empachada como terminaron la última vez.
—Eso sí... mejor un sitio en el que tengamos algo de espacio e intimidad en la mesa. Tenemos cosas importantes... de las que hablar.
Ayame parpadeó un par de veces, confundida. Un súbito temor la invadió. ¿Acaso...? ¿Acaso estaba molesta con ella por lo que pasó entre sus padres? ¿Tan enfadado estaba que iba a... a...?
—Ah... V... vale... —tartamudeó, con un hilo de voz y unas súbita ganas de echarse a llorar treparon desde su pecho hasta su garganta, aferrándose a ella con garras dolorosas y afiladas..