28/05/2020, 23:26
Hana dejó a Ren hacer, como si fuese un gato de escayola. Pero en realidad, era una tigresa, agazapada entre la hierba esperando que su presa se acercase lo suficiente. Se quedó quieta, sintiendo como los labios ardientes de Ren se encontrase con su igual de caliente mejilla. Estaban blanditos y dejaron un cosquilleo extraño donde besaron.
Pero cuando fue a alejarse, los brazos de Hana apresaron a Ren por la parte de atrás del cuello, pegando su mejilla a la suya y frotandose una y otra vez.
— ¡Ja! Te he atrapado, ahora eres mía. — apretó mejilla contra mejilla con fuerza y después volvió a soltarla. — Has perdido y yo he ganado. He ganado un apretón de mejillas.
Pero cuando fue a alejarse, los brazos de Hana apresaron a Ren por la parte de atrás del cuello, pegando su mejilla a la suya y frotandose una y otra vez.
— ¡Ja! Te he atrapado, ahora eres mía. — apretó mejilla contra mejilla con fuerza y después volvió a soltarla. — Has perdido y yo he ganado. He ganado un apretón de mejillas.