29/05/2020, 20:05
(Última modificación: 29/05/2020, 20:51 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
Y Daruu debió ver más allá de ella, porque se acercó y le rodeó los hombros con un gesto cargado de calidez.
—Eh, eh, ¿qué pasa? No es nada de ninjas, ¿eh? —se rio, pero Ayame hizo un pequeño mohín con los labios—. Es importante, es serio. Pero es nuestro. Es bonito. Es... es una sorpresa, Ayame.
—Y supongo que me vas a hacer esperar para saberlo —sonrió ella, nerviosa.
Él tragó saliva, igual o más nervioso.
—Tómatelo así, y no me tires de la lengua, que todavía no quiero... no quiero decírtelo.
Y no hubo más detalles al respecto.
La pareja terminó en un restaurante iluminado con la tenue luz de una lámpara de araña en miniatura. El fuego de las velas hacía bailar las sombras a su alrededor; pero, por extraño que pareciera, la atmósfera no era para nada inquietante. Más bien al contrario, resultaba increíblemente acogedor. Ayame y Daruu, sentados uno en frente del otro, se deleitaban con lo que allí llamaban fondue. Una especie de fuente interminable de queso derretido con el que se podían bañar trozos de carne que asaban ellos mismos en la parrilla integrada en la mesa. Un sueño hecho realidad para cualquier amante del queso.
—Madre mía, esto está buenísimo —admitió Daruu—. Casi le hace a uno plantearse si es mejor que la pizza.
Ayame se rio.
—No mientas. Estoy segura de que si te dieran a elegir, seguirías escogiendo la pizza —Ayame cogió una nueva tira de carne que parecía estar ya al punto y la sumergió en el queso hasta el punto que era más lácteo que carne. Se lo llevó a la boca, relamiéndose de puro gusto y entonces miró a Daruu por el rabillo del ojo—. Bueno... ¿Me lo vas a decir en algún momento o no? —preguntó, llena de curiosidad.
—Eh, eh, ¿qué pasa? No es nada de ninjas, ¿eh? —se rio, pero Ayame hizo un pequeño mohín con los labios—. Es importante, es serio. Pero es nuestro. Es bonito. Es... es una sorpresa, Ayame.
—Y supongo que me vas a hacer esperar para saberlo —sonrió ella, nerviosa.
Él tragó saliva, igual o más nervioso.
—Tómatelo así, y no me tires de la lengua, que todavía no quiero... no quiero decírtelo.
Y no hubo más detalles al respecto.
La pareja terminó en un restaurante iluminado con la tenue luz de una lámpara de araña en miniatura. El fuego de las velas hacía bailar las sombras a su alrededor; pero, por extraño que pareciera, la atmósfera no era para nada inquietante. Más bien al contrario, resultaba increíblemente acogedor. Ayame y Daruu, sentados uno en frente del otro, se deleitaban con lo que allí llamaban fondue. Una especie de fuente interminable de queso derretido con el que se podían bañar trozos de carne que asaban ellos mismos en la parrilla integrada en la mesa. Un sueño hecho realidad para cualquier amante del queso.
—Madre mía, esto está buenísimo —admitió Daruu—. Casi le hace a uno plantearse si es mejor que la pizza.
Ayame se rio.
—No mientas. Estoy segura de que si te dieran a elegir, seguirías escogiendo la pizza —Ayame cogió una nueva tira de carne que parecía estar ya al punto y la sumergió en el queso hasta el punto que era más lácteo que carne. Se lo llevó a la boca, relamiéndose de puro gusto y entonces miró a Daruu por el rabillo del ojo—. Bueno... ¿Me lo vas a decir en algún momento o no? —preguntó, llena de curiosidad.