1/06/2020, 17:00
Hacia poco que había salido del hospital y aunque no podía permitirse estar sin hacer nada porque la ronda final se le echaría encima tampoco se sentía completamente serena. Las heridas habían sanado. Sus dudas se habían disipado. Entonces ¿qué la retenía? Había apaciguado su conciencia diciendose que había más rondas, que no pasaba nada si se rendía en la primera o en la segunda, pero... ahora era la final. Todas las personas con las que se había encontrado decían que rendirse nunca, pelear hasta el final y todas esas locuras. Ella no lo veía así, y no sabía como lo vería su kage. ¿Debería darlo todo en la final?
No paraban de añadirse detalles a su dilema. Si perdía, solo habría ganado a Ren, una Ren completamente fuera de sí que apenas había empuñado un arma. Quedaría cuarta habiendo ganado una sola vez, mientras que si Ren ganaba, quedaría quinta habiendo perdido una sola vez. No le parecía justo. Y pensar en su hermana añadía todos sus miedos sobre lo ocurrido el día que había pasado ingresada en el hospital. No lo recordaba todo, pero lo que recordaba era suficientemente embarazoso para dudara de si quería recordar el resto. ¿Qué le pasaba con su hermana?
Había decidido dedicar el día a meditar sobre todo lo que tenía en mente, siguiendo de qué entrenar ahora que había dominado el rasengan, tal vez era la hora de sencillamente fortalecer su cuerpo y olvidarse de nuevos jutsus. Ya no quedaba suficiente tiempo para eso, tampoco tenía nada en mente que realmente pudiese surgir, ni una idea de a qué se enfrentaría.
Con más cosas en la cabeza que en el portaobjetos, Hana se dirigió al Bosque Sesgado. Como siempre, podía hacer una cosa mientras entrenaba, como cuando cruzaba el Lago Partido por encima del agua para seguir entrenando hasta de camino a su habitación. En este caso, buscó un sitio donde no hubiese mucha gente, buscó el tronco más alto y empezó a escalarlo concentrando chakra en sus pies, sentándose en la cima a meditar mientras miraba al cielo.
Con la mirada perdida y las piernas colgando buscaría las respuestas a sus preguntas. ¿Rendirse o no rendirse? ¿ Arriesgarse o no arriesgarse? ¿Merecía la pena? Podía perderlo todo por hacer un movimiento en falso. ¿Realmente tenía que correr el riesgo? ¿No estaba bien como estaba? ¿Por qué quería más? ¿Estaría siendo egoista? ¿Y si acababa por perderla? ¿Cuanto hacía que había dejado de pensar en el combate?
No paraban de añadirse detalles a su dilema. Si perdía, solo habría ganado a Ren, una Ren completamente fuera de sí que apenas había empuñado un arma. Quedaría cuarta habiendo ganado una sola vez, mientras que si Ren ganaba, quedaría quinta habiendo perdido una sola vez. No le parecía justo. Y pensar en su hermana añadía todos sus miedos sobre lo ocurrido el día que había pasado ingresada en el hospital. No lo recordaba todo, pero lo que recordaba era suficientemente embarazoso para dudara de si quería recordar el resto. ¿Qué le pasaba con su hermana?
Había decidido dedicar el día a meditar sobre todo lo que tenía en mente, siguiendo de qué entrenar ahora que había dominado el rasengan, tal vez era la hora de sencillamente fortalecer su cuerpo y olvidarse de nuevos jutsus. Ya no quedaba suficiente tiempo para eso, tampoco tenía nada en mente que realmente pudiese surgir, ni una idea de a qué se enfrentaría.
Con más cosas en la cabeza que en el portaobjetos, Hana se dirigió al Bosque Sesgado. Como siempre, podía hacer una cosa mientras entrenaba, como cuando cruzaba el Lago Partido por encima del agua para seguir entrenando hasta de camino a su habitación. En este caso, buscó un sitio donde no hubiese mucha gente, buscó el tronco más alto y empezó a escalarlo concentrando chakra en sus pies, sentándose en la cima a meditar mientras miraba al cielo.
Con la mirada perdida y las piernas colgando buscaría las respuestas a sus preguntas. ¿Rendirse o no rendirse? ¿ Arriesgarse o no arriesgarse? ¿Merecía la pena? Podía perderlo todo por hacer un movimiento en falso. ¿Realmente tenía que correr el riesgo? ¿No estaba bien como estaba? ¿Por qué quería más? ¿Estaría siendo egoista? ¿Y si acababa por perderla? ¿Cuanto hacía que había dejado de pensar en el combate?