1/06/2020, 23:32
Las palabras de Ayame fueron como un golpe mortal para el pobre Daruu, que tragó saliva y agachó la mirada, profundamente apesadumbrado.
—Cla... claro —farfulló, con la voz entrecortada.
Un tenso silencio los envolvió, y Ayame volvió la mirada a la plancha de carne con un profundo dolor en el pecho. Se mordía el labio inferior, intentando contener las lágrimas. Lo último que había querido era herirle de esa manera, ella sólo quería disfrutar de una cita con él después de tanto tiempo. Pero no podía lanzarse de cabeza a una proposición así. No estaba en su naturaleza. Necesitaba tiempo para meditarlo y asimilarlo.
—Me toca en la final contra Datsue, creo... —dijo Daruu de repente, tratando de recobrar el hilo de conversación—. Tengo algo de miedo, la verdad —se rio, nervioso.
—Ah... ¿Ah, sí? —respondió Ayame, enjugándose las lágrimas con un rápido movimiento de manos. Volvió a coger los palillos, y tomó un trozo de carne de cerdo que bañó en la fuente de queso fundido—. Jo, no sabes la envidia que me das. Yo quería luchar con él, ahora que estamos de buenas... ¡Y no voy a poder verlo siquiera! —se quejó, antes de engullir la carne. Señaló a Daruu con los palillos—. Pero sé que lo harás bien. Recuerda no mirarle directamente a los ojos y... cuidado con sus triquiñuelas. Aún a buenas, Datsue es una de esas personas que nunca sabes por dónde te van a salir.
—Cla... claro —farfulló, con la voz entrecortada.
Un tenso silencio los envolvió, y Ayame volvió la mirada a la plancha de carne con un profundo dolor en el pecho. Se mordía el labio inferior, intentando contener las lágrimas. Lo último que había querido era herirle de esa manera, ella sólo quería disfrutar de una cita con él después de tanto tiempo. Pero no podía lanzarse de cabeza a una proposición así. No estaba en su naturaleza. Necesitaba tiempo para meditarlo y asimilarlo.
—Me toca en la final contra Datsue, creo... —dijo Daruu de repente, tratando de recobrar el hilo de conversación—. Tengo algo de miedo, la verdad —se rio, nervioso.
—Ah... ¿Ah, sí? —respondió Ayame, enjugándose las lágrimas con un rápido movimiento de manos. Volvió a coger los palillos, y tomó un trozo de carne de cerdo que bañó en la fuente de queso fundido—. Jo, no sabes la envidia que me das. Yo quería luchar con él, ahora que estamos de buenas... ¡Y no voy a poder verlo siquiera! —se quejó, antes de engullir la carne. Señaló a Daruu con los palillos—. Pero sé que lo harás bien. Recuerda no mirarle directamente a los ojos y... cuidado con sus triquiñuelas. Aún a buenas, Datsue es una de esas personas que nunca sabes por dónde te van a salir.