2/06/2020, 21:25
Estaba empezando a recriminarse a sí mismo la decisión que había tomado meses atrás, en la que por intentar acelerar a marchas forzadas en el Raiton, había dejado de lado por completo la rama del Doton. Antaño, hubiese podido, como Ayame, volar. Volar y ser libre. Libre de esa niebla asesina llamada Kirigakure no Jutsu. Libre de su influjo. Libre de su trampa mortal.
«¿Qué coño se me pasó por la cabeza?» Ah, sí. El Chidori. Eso había pasado por ella. El Yoroi. Tantas y tantas técnicas maravillosas. Ninguna le permitía volar, por desgracia.
—Joder, así que te tuviste que enfrentar no solo a quedar ciega, sino a una adversaria que es capaz de volar y lanzarte Genjutsus auditivos. —Era la jodida combinación perfecta. No podía ver, o tan siquiera posicionar a su rival por los pasos, porque literalmente esta flotaba en el aire. Y, como colofón, era víctima de ilusiones que no llegaban a ella por los ojos, sino por el oído —. Pues deberías sentirte orgullosa, Eri. Yo no sé si le hubiese podido acertar ni un solo Raiton.
Y eso, le jodía. Le jodía no ver cómo coño poder contrarrestar aquella táctica. Ya no era un tema de orgullo, sino de mera frustración. Datsue amaba los juegos relacionados con la estrategia, como el shōgi. Disfrutaba como un niño pequeño buscando agujeros en el posicionamiento del rival. Y, cuando no lo conseguía, se frustraba.
Se frustraba mucho.
«¿Qué coño se me pasó por la cabeza?» Ah, sí. El Chidori. Eso había pasado por ella. El Yoroi. Tantas y tantas técnicas maravillosas. Ninguna le permitía volar, por desgracia.
—Joder, así que te tuviste que enfrentar no solo a quedar ciega, sino a una adversaria que es capaz de volar y lanzarte Genjutsus auditivos. —Era la jodida combinación perfecta. No podía ver, o tan siquiera posicionar a su rival por los pasos, porque literalmente esta flotaba en el aire. Y, como colofón, era víctima de ilusiones que no llegaban a ella por los ojos, sino por el oído —. Pues deberías sentirte orgullosa, Eri. Yo no sé si le hubiese podido acertar ni un solo Raiton.
Y eso, le jodía. Le jodía no ver cómo coño poder contrarrestar aquella táctica. Ya no era un tema de orgullo, sino de mera frustración. Datsue amaba los juegos relacionados con la estrategia, como el shōgi. Disfrutaba como un niño pequeño buscando agujeros en el posicionamiento del rival. Y, cuando no lo conseguía, se frustraba.
Se frustraba mucho.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado