4/06/2020, 11:16
(Última modificación: 6/06/2020, 11:05 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
Y con el artilugio en el suelo y atrapado, Ren sonrió al ver como se quebró parte de él juto a un desagradable ruido; pero casi como si de un acto reflejo se tratase, la marioneta alzó una mano apuntando con la palma abierta hacia su rostro.
—¿Eh? Oh Mier- — un gas morado a presión golpeó su rostro, haciendo que soltara de forma instintiva el arma de Takumi.
En tan solo unos segundos, se creó una nube purpura de veneno en mitad de estadio, aquella marioneta clamaba venganza por el golpe recibido y lanzó otro ataque con las cuchillas a Ren; quien se defendió con las manos desnudas haciendo uso del Bushido: Kikai. El estar en un entorno abierto junto a la luz del día, permitió que pudiera recuperar su arma del suelo sin que supusiera un esfuerzo demasiado grande.
Katana en mano, avanzó con un paso lento, dejando el veneno a su espalda, el cual no tardaría mucho en despejarse del estadio seguramente.
«Maldita sea, ese puto cachivache no deja de darme problemas» pensó mientras volvía a tomar una pose defensiva. Estaba ligeramente roto, puede que si siguiera atacando repetidas veces, acabaría por dejar de moverse forzando así un cuerpo a cuerpo o por lo menos eliminando ya la larga distancia. Encajar golpes parecía volverse su especialidad, avanzó con lentitud con la espada cruzada frente a ella sostenida con ambas manos; debía parar aquellas cuchillas de la forma que pudiera.
—¿Eh? Oh Mier- — un gas morado a presión golpeó su rostro, haciendo que soltara de forma instintiva el arma de Takumi.
En tan solo unos segundos, se creó una nube purpura de veneno en mitad de estadio, aquella marioneta clamaba venganza por el golpe recibido y lanzó otro ataque con las cuchillas a Ren; quien se defendió con las manos desnudas haciendo uso del Bushido: Kikai. El estar en un entorno abierto junto a la luz del día, permitió que pudiera recuperar su arma del suelo sin que supusiera un esfuerzo demasiado grande.
Katana en mano, avanzó con un paso lento, dejando el veneno a su espalda, el cual no tardaría mucho en despejarse del estadio seguramente.
«Maldita sea, ese puto cachivache no deja de darme problemas» pensó mientras volvía a tomar una pose defensiva. Estaba ligeramente roto, puede que si siguiera atacando repetidas veces, acabaría por dejar de moverse forzando así un cuerpo a cuerpo o por lo menos eliminando ya la larga distancia. Encajar golpes parecía volverse su especialidad, avanzó con lentitud con la espada cruzada frente a ella sostenida con ambas manos; debía parar aquellas cuchillas de la forma que pudiera.