6/06/2020, 13:59
Lo que Ren encontraría al otro lado de la puerta era, efectivamente, un baño con Hana sentada en el trono. La rubia alzaría la cabeza para mirar a la intrusa, asegurando unos segundos de silencio mientras procesaba la información y se frotaba la frente. Esos segundos de silencio fueron rápidamente interrumpidos por una sonora salpicadura. Y Hana entraría en pánico, avergonzada.
— ¡R-Ren! ¡P-Pero! Llama a-antes de e-entrar. — se tapó la entrepierna como pudo aunque la bata de hospital ya se la tapaba, pero por si acaso.
— ¡R-Ren! ¡P-Pero! Llama a-antes de e-entrar. — se tapó la entrepierna como pudo aunque la bata de hospital ya se la tapaba, pero por si acaso.