8/06/2020, 20:17
—¡Ja, lo sabía! —exclamó Daruu, victorioso. Y tal fue su entusiasmo que varios comensales se giraron hacia ellos con gestos extrañados.
Ayame avergonzada, se hundió en su asiento con el rostro encendido.
—¿Que se le da bien el Fūinjutsu, dices? —preguntó Daruu, esta vez en voz más baja. Al parecer, estaba tan avergonzado como ella misma—. ¡Otra maga negra! Yo intenté estudiarlo una vez, pero lo vi tan complicado que en su momento consideré que no merecía la pena.
—Dímelo a mí... —Ayame soltó una risilla nerviosa. Para ella, los Fūinjutsu eran algo peor que el más complicado de los jeroglíficos. No lograba comprenderlos, por mucho esfuerzo que pusiera en ello. Para su limitada mente, no tenían ningún tipo de sentido.
—Es posible que estuviera equivocado. Mira todas las cosas que se pueden hacer. Quiero decir, tenemos básicamente un teléfono inalámbrico puesto que funciona a cualquier distancia. Es hasta injusto para los pobres teléfonos —se rio Daruu.
—Mira el lado bueno, con Chiiro en la familia y si de verdad se le dan tan bien las técnicas de sellado, podremos recurrir a ella cuando lo necesitemos.
Daruu suspiró entonces, reclinándose en el sofá.
—En fin. Espero que le vaya bien. Al menos no le dejamos problemas familiares arrastrados... Las Náyades, los Kajitsu Hōzuki...
—Y menos mal —resopló Ayame, llevándose un nuevo trozo de carne a la boca.
Pero aunque no quiso decirlo en voz alta, estaba segura de que Daruu sabía tan bien como ella que Chiiro se acabaría enfrentando, más tarde o más temprano, a horrores similares a los suyos. Si no peores.
Ayame avergonzada, se hundió en su asiento con el rostro encendido.
—¿Que se le da bien el Fūinjutsu, dices? —preguntó Daruu, esta vez en voz más baja. Al parecer, estaba tan avergonzado como ella misma—. ¡Otra maga negra! Yo intenté estudiarlo una vez, pero lo vi tan complicado que en su momento consideré que no merecía la pena.
—Dímelo a mí... —Ayame soltó una risilla nerviosa. Para ella, los Fūinjutsu eran algo peor que el más complicado de los jeroglíficos. No lograba comprenderlos, por mucho esfuerzo que pusiera en ello. Para su limitada mente, no tenían ningún tipo de sentido.
—Es posible que estuviera equivocado. Mira todas las cosas que se pueden hacer. Quiero decir, tenemos básicamente un teléfono inalámbrico puesto que funciona a cualquier distancia. Es hasta injusto para los pobres teléfonos —se rio Daruu.
—Mira el lado bueno, con Chiiro en la familia y si de verdad se le dan tan bien las técnicas de sellado, podremos recurrir a ella cuando lo necesitemos.
Daruu suspiró entonces, reclinándose en el sofá.
—En fin. Espero que le vaya bien. Al menos no le dejamos problemas familiares arrastrados... Las Náyades, los Kajitsu Hōzuki...
—Y menos mal —resopló Ayame, llevándose un nuevo trozo de carne a la boca.
Pero aunque no quiso decirlo en voz alta, estaba segura de que Daruu sabía tan bien como ella que Chiiro se acabaría enfrentando, más tarde o más temprano, a horrores similares a los suyos. Si no peores.