9/06/2020, 00:01
—Ah, ah... —negó con la cabeza. Levantó una mano para llamar la atención de la camarera, una joven de cabellos castaños que ya se acercaba, evidentemente fatigada por el trabajo del día—. De hecho... esta vez invito yo. —Daruu depositó tres brillantes monedas en la mano de la trabajadora y le agradeció escuetamente el servicio. Se levantó—. En fin, Reiji, espero verte de nuevo. Y espero también volver a luchar contigo uno de estos días. Estoy deseando ver cuan competente te vuelves con esa espada... y con el martillo de herrero. —El Hyūga le dedicó una reverencia algo pomposa de colegueo.