9/06/2020, 21:16 
		
		
		
			Entró de nuevo por el hospital. Recordaba los días en que le daba autentico pavor entrar en aquel lugar, fruto de los recuerdos de la muerte de su madre. Las horas que había pasado a su lado, esperando que sencillamente... se fuese. Cómo lloró aquella noche, cómo definió gran parte de lo que es ahora.. 
Y ahora, entraba alegremente sin acordarse siquiera de lo que era temblar sin control por puro terror. ¿Cuantas veces había tenido que ir a aquel hospital durante las semanas del torneo? ¿Diez? ¿Doce? Entre las que venía de visita y las que venía de paciente casi había pasado más tiempo en aquel lugar que en su habitación.
La última vez había sido ella la que había estado ingresada, pero para esa ronda le tocaba a Ren. En un primer momento no pudo evitar imaginarse la situación de la primera ronda, donde apenas había tenido una sola herida, entraría, estaría discutiendo con Nanashi y Oda y después podrían irse a comprar helado o a pasear y explicarse los combates. Nada más lejos de la realidad.
Al parecer, según le habían explicado ambos, Ren había salido muy débil del combate y con veneno en la sangre. Hana aún tendría que haber dado gracias de que no combatiese hasta la inconsciencia como hacían otros. Le habían tratado casi todas las heridas, pero en un punto de la tarde, sencillamente se había quedado dormida. Le habían dado un antidoto para el veneno y con ninjutsu médico habían tratado las heridas más graves.
La uzujin se acercó a la camilla, admirando la belleza inocente que desprendía Ren dormida, nada que ver con nada que hubiese visto. Para cuando acabaron de explicarle como había ido todo, Nanashi y Oda se levantaron casi al unísono y se fueron hacia la puerta. Hana les miró aterrada, ¿cómo la iban a dejar sola con Ren? ¿Y si se levantaba y le dolía algo? ¿Y si se despertaba y tenía amnesia? ¿Y si le decían que no era familiar como le habían hecho a Ren? Se excusaron con que llevaban horas esperando a Hana para poder irse a por algo de comer y que ellos mismos dirían que eran hermanas, así que Hana tomó el asiento y se quedó al lado de Ren, esperando.
Al cabo de unos minutos, no pudo evitar cogerle una mano, acariciándola suavemente. Volvían a estar solas en una habitación de hospital, eso iba a acabar como tradición. Le acarició una mejilla, apartandole un par de pelos que se habían quedado mal puestos. Los labios de Ren la tentaban y ella era de tentación fácil, pero negó con la cabeza, deteniendose a sí misma. Ya la había besado a traición suficientes veces y Ren había estado incomoda todas ellas. ¿Por qué se sentía así? No entendía qué pasaba. No entendía por qué era tan extraño que quisiera besarla. ¿Qué había de malo?
Se quedó pensando en ello con la mirada clavada en el rostro dormido de Ren y las manos entrelazadas con la suya.
		
		
		
		
	Y ahora, entraba alegremente sin acordarse siquiera de lo que era temblar sin control por puro terror. ¿Cuantas veces había tenido que ir a aquel hospital durante las semanas del torneo? ¿Diez? ¿Doce? Entre las que venía de visita y las que venía de paciente casi había pasado más tiempo en aquel lugar que en su habitación.
La última vez había sido ella la que había estado ingresada, pero para esa ronda le tocaba a Ren. En un primer momento no pudo evitar imaginarse la situación de la primera ronda, donde apenas había tenido una sola herida, entraría, estaría discutiendo con Nanashi y Oda y después podrían irse a comprar helado o a pasear y explicarse los combates. Nada más lejos de la realidad.
Al parecer, según le habían explicado ambos, Ren había salido muy débil del combate y con veneno en la sangre. Hana aún tendría que haber dado gracias de que no combatiese hasta la inconsciencia como hacían otros. Le habían tratado casi todas las heridas, pero en un punto de la tarde, sencillamente se había quedado dormida. Le habían dado un antidoto para el veneno y con ninjutsu médico habían tratado las heridas más graves.
La uzujin se acercó a la camilla, admirando la belleza inocente que desprendía Ren dormida, nada que ver con nada que hubiese visto. Para cuando acabaron de explicarle como había ido todo, Nanashi y Oda se levantaron casi al unísono y se fueron hacia la puerta. Hana les miró aterrada, ¿cómo la iban a dejar sola con Ren? ¿Y si se levantaba y le dolía algo? ¿Y si se despertaba y tenía amnesia? ¿Y si le decían que no era familiar como le habían hecho a Ren? Se excusaron con que llevaban horas esperando a Hana para poder irse a por algo de comer y que ellos mismos dirían que eran hermanas, así que Hana tomó el asiento y se quedó al lado de Ren, esperando.
Al cabo de unos minutos, no pudo evitar cogerle una mano, acariciándola suavemente. Volvían a estar solas en una habitación de hospital, eso iba a acabar como tradición. Le acarició una mejilla, apartandole un par de pelos que se habían quedado mal puestos. Los labios de Ren la tentaban y ella era de tentación fácil, pero negó con la cabeza, deteniendose a sí misma. Ya la había besado a traición suficientes veces y Ren había estado incomoda todas ellas. ¿Por qué se sentía así? No entendía qué pasaba. No entendía por qué era tan extraño que quisiera besarla. ¿Qué había de malo?
Se quedó pensando en ello con la mirada clavada en el rostro dormido de Ren y las manos entrelazadas con la suya.
 
				 
			
