11/06/2020, 14:24
Por fin habían acabado ya las clasificaciones y gran parte de la tensión había desaparecido en los participantes, la joven Ren era un ejemplo entre ellos. Las últimas semanas en concreto, estuvo entrenando mucho, gracias a la insistencia y el apoyo de su hermana Hana; quien no se separó de ella durante aquellas sesiones de entrenamiento. Aunque la kunoichi de la lluvia se sentía bastante decepcionada.
En un principio no esperaba ganar ni un solo combate, había ninjas bastante poderosos de su propia aldea que se presentaban por lo que seguro que de otras villas ocurría lo mismo. Pero tenía igualmente una pequeña esperanza, algo efímera, pero la tenía; sobre todo después de haberse dedicado en cuerpo y alma practicando. Por lo que aquella decepción era más bien el hecho de no haber ganado, y que Hana se sintiera orgullosa de ella, para que viera lo mucho que había conseguido gracias a ella.
La mayoría de los Dojos parecían estar cerrados aquel día, y la ninja del remolino parecía ilocalizable aquel día; seguramente pasarlo con su maestra, aunque al menos la había visto el día anterior, por lo que se daba por satisfecha. Así que era el día perfecto para explorar un poco el valle, y luego usarlo de excusa para pasear con ella.
Caminó por un sendero con un kimono azul oscuro simple, bajo la mirada de algunos torii de aquel impresionante bosque; tal vez eran árboles traídos del otro país, el valle de los Dojos, aparte de su propia cultura, tenía rincones dedicados a cada una de las naciones, así que puede que incluso estos fueran traídos a modo de regalo. Finalmente entre todos ellos, había un pequeño templo, al que se dirigió curiosa.
En un principio no esperaba ganar ni un solo combate, había ninjas bastante poderosos de su propia aldea que se presentaban por lo que seguro que de otras villas ocurría lo mismo. Pero tenía igualmente una pequeña esperanza, algo efímera, pero la tenía; sobre todo después de haberse dedicado en cuerpo y alma practicando. Por lo que aquella decepción era más bien el hecho de no haber ganado, y que Hana se sintiera orgullosa de ella, para que viera lo mucho que había conseguido gracias a ella.
La mayoría de los Dojos parecían estar cerrados aquel día, y la ninja del remolino parecía ilocalizable aquel día; seguramente pasarlo con su maestra, aunque al menos la había visto el día anterior, por lo que se daba por satisfecha. Así que era el día perfecto para explorar un poco el valle, y luego usarlo de excusa para pasear con ella.
Caminó por un sendero con un kimono azul oscuro simple, bajo la mirada de algunos torii de aquel impresionante bosque; tal vez eran árboles traídos del otro país, el valle de los Dojos, aparte de su propia cultura, tenía rincones dedicados a cada una de las naciones, así que puede que incluso estos fueran traídos a modo de regalo. Finalmente entre todos ellos, había un pequeño templo, al que se dirigió curiosa.