14/06/2020, 20:16
—¿Sí...? —respondió Daruu, y parecía algo agobiado—: ¿Recuerdas... el Fūinjutsu-Genjutsu de Shiruba? —Ayame asintió en silencio—. Creo que es... algo parecido. Pero Shiruba utilizaba la energía vital de la gente para mantenerse con vida. Mi abuela tiene... sólo lo necesario para enseñarme a mí.
Ayame dejó escapar el aire por la nariz y se rascó la sien con el dedo índice. Creía entenderlo, al menos en concepto en su superficie, pero era incapaz de asimilar cómo era posible hacer algo así. La magia negra del Fūinjuts era una maldición para ella, y estaba condenada a no entenderla jamás.
Entonces Daruu se dispuso a responder al respecto del deseo que podría tener su madre:
—Por una parte sí. Pero por otra, sería un palo. Mi abuela tuvo una muerte natural, y mi madre ya hace tiempo que lo superó. Volver a enfrentarse a otra pérdida más sería... muy duro. Porque como te digo, esto no es para siempre.
—Puede que tengas razón... —asintió Ayame.
—Además... Hay una razón para que no fuera a visitarla en tanto tiempo. Sin Byakugan, no puedes entrar dentro del pergamino. Sin Byakugan, mi madre no podría hablar con ella.
—Oh... —Ayame dibujó una O con sus labios y hundió los hombros—. Claro, entonces si Kiroe supiera que tú puedes hablar con ella, pero ella no puede hacerlo porque no tiene el Byakugan...
Sería duro. Terriblemente duro.
—¿Cómo se llama? Tu abuela, digo.
Ayame dejó escapar el aire por la nariz y se rascó la sien con el dedo índice. Creía entenderlo, al menos en concepto en su superficie, pero era incapaz de asimilar cómo era posible hacer algo así. La magia negra del Fūinjuts era una maldición para ella, y estaba condenada a no entenderla jamás.
Entonces Daruu se dispuso a responder al respecto del deseo que podría tener su madre:
—Por una parte sí. Pero por otra, sería un palo. Mi abuela tuvo una muerte natural, y mi madre ya hace tiempo que lo superó. Volver a enfrentarse a otra pérdida más sería... muy duro. Porque como te digo, esto no es para siempre.
—Puede que tengas razón... —asintió Ayame.
—Además... Hay una razón para que no fuera a visitarla en tanto tiempo. Sin Byakugan, no puedes entrar dentro del pergamino. Sin Byakugan, mi madre no podría hablar con ella.
—Oh... —Ayame dibujó una O con sus labios y hundió los hombros—. Claro, entonces si Kiroe supiera que tú puedes hablar con ella, pero ella no puede hacerlo porque no tiene el Byakugan...
Sería duro. Terriblemente duro.
—¿Cómo se llama? Tu abuela, digo.