15/06/2020, 17:11
— Bueno... No hay problema en ir a un dojo a entrenar siempre y cuando pidas permiso... Pero no lo hice. El caso es que un hombre mayor y bajito que resulto ser un antiguo maestro de dojo me salvo el culo, diciendo que tenía permiso de Yui. Mentira cochina. Pero bueno; ese amable señor me ayudó a entrenar, aunque lo único que hacia era parar mis golpes; no conseguí ni rozarle en ninguna ocasión.
Hana se giró lentamente para mirar a Ren. ¿Qué? Acababa de decir que se había inventado el permiso de su kage para entrar en un dojo y que la entrenase un samurai. Hasta Hana, una genin de Uzushiogakure, tenía constancia del mal humor de la kage de Ren. ¡¿Cómo...?!
Se llevó el indice y el pulgar a sus ojos cerrados y se los masajeó levemente.
— Sabes que como se entere tu kage vas a tener problemas, ¿verdad? — no era quien para hablar de hacer cosas ilegales, y menos en contra de Amegakure, recordando la estatuilla que tenía que devolver a Nishinoya antes de irse. — Procura que no se entere nunca.
Y ahí estaba. Poco a poco, Hana se sentía cada vez más fuera del lado justo del sistema, acercandose a la oscuridad. Entre su pequeña tendencia cleptomana y su hermana que pensaba menos que un gato de escayola, iba a acabar de exiliada o ejecutada.
— Bueno, sobre la pelea con el maestro del dojo. Yo una vez pelee contra mi sensei y prácticamente barrió el suelo conmigo, solo conseguí darle porque ella quería que le diese y después me agarró y me tiró por los aires. Por suerte, no se especializa en el combate cuerpo a cuerpo sino aún estaría volando.
Recordando aquella primera pelea con Eri-sensei.
— Poco a poco, Ren. Poco a poco.
Hana se giró lentamente para mirar a Ren. ¿Qué? Acababa de decir que se había inventado el permiso de su kage para entrar en un dojo y que la entrenase un samurai. Hasta Hana, una genin de Uzushiogakure, tenía constancia del mal humor de la kage de Ren. ¡¿Cómo...?!
Se llevó el indice y el pulgar a sus ojos cerrados y se los masajeó levemente.
— Sabes que como se entere tu kage vas a tener problemas, ¿verdad? — no era quien para hablar de hacer cosas ilegales, y menos en contra de Amegakure, recordando la estatuilla que tenía que devolver a Nishinoya antes de irse. — Procura que no se entere nunca.
Y ahí estaba. Poco a poco, Hana se sentía cada vez más fuera del lado justo del sistema, acercandose a la oscuridad. Entre su pequeña tendencia cleptomana y su hermana que pensaba menos que un gato de escayola, iba a acabar de exiliada o ejecutada.
— Bueno, sobre la pelea con el maestro del dojo. Yo una vez pelee contra mi sensei y prácticamente barrió el suelo conmigo, solo conseguí darle porque ella quería que le diese y después me agarró y me tiró por los aires. Por suerte, no se especializa en el combate cuerpo a cuerpo sino aún estaría volando.
Recordando aquella primera pelea con Eri-sensei.
— Poco a poco, Ren. Poco a poco.