16/06/2020, 09:18
Ren volvió a entrar en trance y Hana lo dio todo por perdido, bajó la mirada aceptando que en el fondo, Ren se cansaba rápido de ella. Al menos más rápido que Hana. Sin embargo, cuando estaba dispuesta a dejarlo estar y marchar cada una a su habitación, Ren recortó la distancia que las separaba, soltando los bentos de nuevo y agarrandole las manos.
— ¡No! ¡Vayamos al Lago!
Estaba terriblemente cerca, con ambas manos cogidas por ella y chafadas entre sus pechos. Tal era su cercania, que Hana tenía que alzar la mirada para poder mirarla a los ojos. ¿Por qué no podía dar el estiron ella también? Podía ver los ojos azules como el agua del lago, podía ver sus labios rosados como los petalos de cerezo y podía verse a ella misma, poniendose de puntillas. Un simple gesto, un leve movimiento y volvería a sentir sus labios, volvería a sentir las mariposas en el estomago, la felicidad que eso le provocaba.
Pero no lo hizo. Tampoco abrió la boca. Solo asintió con sus mejillas tan rojas que casi brillaban en la oscuridad.
— ¡No! ¡Vayamos al Lago!
Estaba terriblemente cerca, con ambas manos cogidas por ella y chafadas entre sus pechos. Tal era su cercania, que Hana tenía que alzar la mirada para poder mirarla a los ojos. ¿Por qué no podía dar el estiron ella también? Podía ver los ojos azules como el agua del lago, podía ver sus labios rosados como los petalos de cerezo y podía verse a ella misma, poniendose de puntillas. Un simple gesto, un leve movimiento y volvería a sentir sus labios, volvería a sentir las mariposas en el estomago, la felicidad que eso le provocaba.
Pero no lo hizo. Tampoco abrió la boca. Solo asintió con sus mejillas tan rojas que casi brillaban en la oscuridad.