18/06/2020, 23:48
Aquella noche había dormido a pierna suelta y su cuerpo lo agradeció enormemente; sin la presión de los combates y con el conflicto que había tenido con Hana en los dojos, solucionado de la manera que menos esperaba; la simple consciencia de la amejín estaba calmada y relajada como un gran lago. Hana tuvo que tirarla al suelo para que reaccionara, pues no se despegaba de las mantas y cuando cayó de boca, solo murmuró algo intangible.
Quedaron en verse más tarde cerca de los bosques, pese a que había acabado los combates, Hana quería seguir entrenando; y eso que ella no era la que había quedado sexta... Por que la que había quedado en esa posición lo que tenía ganas era de tumbarse y relajarse hasta volver a la villa de la Lluvia; o más bien, estar todo ese tiempo con la princesa la espiral. Por lo que si tenía que ser entrenamiento, que fuera un entrenamiento.
Con ganas de gastarle una broma, Ren vestía una larga capa negra abierta, las mangas eran tan largas como anchas y una capucha adornaba su cabeza; ocultó su rostro una extraña mascara, e intentaba imitar una respiración pesada. Cuando por fin la localizó, esta estaba agazapada, y algo alejada de ella; comenzó a caminar lentamente con la espada desenfundada haciendo uso de su nueva técnica, el Bushido: Meiyo.
Fue a tocar su hombro para soltarle alguna frase carismática, pero sobre ellas voló un trozo de madera que de la impresión, tiró a Ren al suelo de culo; dejando al descubierto un rostro completamente impactado a tan solo un metro detrás de Hana.
— ¿P-P-Pero que cojones ha sido eso? — un mechón calló desde el conjunto de su pelo, para quedarse en mitad de su sorprendido rostro.
Quedaron en verse más tarde cerca de los bosques, pese a que había acabado los combates, Hana quería seguir entrenando; y eso que ella no era la que había quedado sexta... Por que la que había quedado en esa posición lo que tenía ganas era de tumbarse y relajarse hasta volver a la villa de la Lluvia; o más bien, estar todo ese tiempo con la princesa la espiral. Por lo que si tenía que ser entrenamiento, que fuera un entrenamiento.
Con ganas de gastarle una broma, Ren vestía una larga capa negra abierta, las mangas eran tan largas como anchas y una capucha adornaba su cabeza; ocultó su rostro una extraña mascara, e intentaba imitar una respiración pesada. Cuando por fin la localizó, esta estaba agazapada, y algo alejada de ella; comenzó a caminar lentamente con la espada desenfundada haciendo uso de su nueva técnica, el Bushido: Meiyo.
Fue a tocar su hombro para soltarle alguna frase carismática, pero sobre ellas voló un trozo de madera que de la impresión, tiró a Ren al suelo de culo; dejando al descubierto un rostro completamente impactado a tan solo un metro detrás de Hana.
— ¿P-P-Pero que cojones ha sido eso? — un mechón calló desde el conjunto de su pelo, para quedarse en mitad de su sorprendido rostro.