19/06/2020, 04:12
"Felicidades, Ranko. Le has ganado a un indefenso tronco."
El dolor se intensificó por un instante, pero se esfumó en cuanto escuchó la voz de la chica.
—¿R-Ranko-chan?
Ranko se irguió, sonrojada y ligeramente perlada de sudor. Era Hana, la chica rubia de Uzushiogakure con quien se había encontrado en un bosque, junto con Daigo, hacía meses. Esta vez llevaba dos coletas, haciéndola ver adorable, algo en lo que no había reparado la primera vez. Sintió una pena enorme, no por encontrársela, sino porque ella la viera en ese vergonzoso momento, así de enojada y descontrolada. Aunque realmente no sabía qué tanto había visto.
La chica se giró, se sacudió la ropa rápidamente y le dedicó una profunda reverencia a la Uzujin.
—¡Ha… Hana-san! Y-yo… Lo-lo siento, yo…
Sin embargo, pudo ver detrás de la rubia, quien se medio escondía sin éxito tras un tronco, a otra persona. Era otra chica, en el suelo, derribada al parecer por la ruptura del tronco. Era una morena con capa oscura que portaba una espada brillante. Una alarma sonó en la cabeza de Ranko: Hana estaba siendo el objetivo de un ataque. Un recuerdo surcó su mente como un relámpago, uno de Hana asustada, tomando fuertemente su mano.
—¡Detrás de ti!
Dio un salto hasta su equipo y tomó rápidamente su wakizashi. Luego flexionó las piernas y salió disparada, rompiendo el suelo del Bosque Sesgado bajo sus pies mientras desenvainaba a Higanbana, su sable. Saltó pasando de largo a Hana, buscando caer cerca de la atacante y bloquear su espada con la propia.
—¿¡Quién eres!? —preguntaría, firme y lista para el combate —. ¿Por qué buscas a Hana-san?
El dolor se intensificó por un instante, pero se esfumó en cuanto escuchó la voz de la chica.
—¿R-Ranko-chan?
Ranko se irguió, sonrojada y ligeramente perlada de sudor. Era Hana, la chica rubia de Uzushiogakure con quien se había encontrado en un bosque, junto con Daigo, hacía meses. Esta vez llevaba dos coletas, haciéndola ver adorable, algo en lo que no había reparado la primera vez. Sintió una pena enorme, no por encontrársela, sino porque ella la viera en ese vergonzoso momento, así de enojada y descontrolada. Aunque realmente no sabía qué tanto había visto.
La chica se giró, se sacudió la ropa rápidamente y le dedicó una profunda reverencia a la Uzujin.
—¡Ha… Hana-san! Y-yo… Lo-lo siento, yo…
Sin embargo, pudo ver detrás de la rubia, quien se medio escondía sin éxito tras un tronco, a otra persona. Era otra chica, en el suelo, derribada al parecer por la ruptura del tronco. Era una morena con capa oscura que portaba una espada brillante. Una alarma sonó en la cabeza de Ranko: Hana estaba siendo el objetivo de un ataque. Un recuerdo surcó su mente como un relámpago, uno de Hana asustada, tomando fuertemente su mano.
—¡Detrás de ti!
Dio un salto hasta su equipo y tomó rápidamente su wakizashi. Luego flexionó las piernas y salió disparada, rompiendo el suelo del Bosque Sesgado bajo sus pies mientras desenvainaba a Higanbana, su sable. Saltó pasando de largo a Hana, buscando caer cerca de la atacante y bloquear su espada con la propia.
—¿¡Quién eres!? —preguntaría, firme y lista para el combate —. ¿Por qué buscas a Hana-san?
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