19/06/2020, 18:15
— No te preocupes por eso, Hana. Hacer un buen té es realmente difícil; Oda me da el pase porque me aprecia, pero a Nanashi siempre le tira los tés que le prepara a la cara. Aunque estén hirviendo
La idea de que alguien con el gusto refinado como Ren, que se había criado en un restaurante, en un sitio donde la comida se hace bien, probase su cocina, la ponía muy nerviosa. Tensa incluso. Ella era una cocinera de hogar, vamos, que la calidad quedaba en un segundo plano, lo importante era usar ingredientes asequibles, o sobras, según el día. Por suerte, no estaba en su casa.
El té era bueno. Si estaba malo era porque Hana había hecho alguna burrada al prepararlo, lo cual, ahora que lo pensaba detenidamente, no era tanta suerte.
— Pero el mio tiene mucho amor, para compensar por la poca habilidad, experiencia, tacto, delicadeza, sabiduria, conocimiento, destreza y un largo etcétera. — se detuvo pero podría haber seguido. — He traido unas pastas y chocolate, para disimular el sabor del té.
Una vez servido, esperó a que Ren lo probara. A diferencia de cuando le trajo un pastel, esta vez era ella la creadora del té. Jugueteó con sus dedos por debajo de la mesa sin quitarle ojo a su hermana. Esperaría a que lo probase para preguntar, pero en cuanto su taza se despegase de los labios de Ren preguntaría.
— ¿Quétal? — lo había soltado tan rápido que parecía una única palabra.
La idea de que alguien con el gusto refinado como Ren, que se había criado en un restaurante, en un sitio donde la comida se hace bien, probase su cocina, la ponía muy nerviosa. Tensa incluso. Ella era una cocinera de hogar, vamos, que la calidad quedaba en un segundo plano, lo importante era usar ingredientes asequibles, o sobras, según el día. Por suerte, no estaba en su casa.
El té era bueno. Si estaba malo era porque Hana había hecho alguna burrada al prepararlo, lo cual, ahora que lo pensaba detenidamente, no era tanta suerte.
— Pero el mio tiene mucho amor, para compensar por la poca habilidad, experiencia, tacto, delicadeza, sabiduria, conocimiento, destreza y un largo etcétera. — se detuvo pero podría haber seguido. — He traido unas pastas y chocolate, para disimular el sabor del té.
Una vez servido, esperó a que Ren lo probara. A diferencia de cuando le trajo un pastel, esta vez era ella la creadora del té. Jugueteó con sus dedos por debajo de la mesa sin quitarle ojo a su hermana. Esperaría a que lo probase para preguntar, pero en cuanto su taza se despegase de los labios de Ren preguntaría.
— ¿Quétal? — lo había soltado tan rápido que parecía una única palabra.