20/06/2020, 15:12
— Ren, ¿crees que todo seguirá bien después del torneo? Con todo lo que está pasando con Kusa, me refiero. Reiji le abrió la cabeza a un kusajin y ha ganado a Ranko en la final. Datsue también ha ganado a dos kusajines. Está quedando francamente mal. ¿Crees que puede ser que pase algo serio?
Esta vez el trago fue realmente amargo para Ren; se quedó varios segundos mirando atónita el contenido de este mostrando un gesto de disconformidad. No quería hablar de eso, no quería pensar en eso; bastante miedo le producía e hecho de hacerle daño a alguien de forma inconsciente como para pensar que pudiera estallar una guerra.
— N-No... — murmuró ahogadamente.
— No sé si estoy preparada para eso. Reiji por poco me mata y es de mi propia villa. No quiero ni pensar como habrá combatido contra los kusajines, ni los kusajines contra él. ¿Tú qué piensas? — dio un trago del té con gesto de preocupación.
— N-No lo sé Hana... No se me ocurre absolutamente nada... No se me ocurre nada con lo que aliviar una tensión así... No quiero pensar en algo como eso; yo solo... Yo solo quiero... — temblaba suavemente, hasta que una lágrima no pudo evitar estar más en su ojo cruzando toda su mejilla, para caer en el interior de su propio vaso. — Y-Yo solo quiero estar contigo... — miró al contenido, viendo suavemente su propio reflejo difuminado mientras unos cristalinos ojos le entorpecían la claridad de la visión.
Hana estaba empezando a convertirse en su mundo poco a poco; el simple hecho de pensar que debían enfrentarse a muerte por una guerra producida por los intereses de un par de idiotas, redencillas o el orgullo de los altos cargos era algo que no podía tolerar ni por asomo; por mucho que se tratase de su propia villa.
Esta vez el trago fue realmente amargo para Ren; se quedó varios segundos mirando atónita el contenido de este mostrando un gesto de disconformidad. No quería hablar de eso, no quería pensar en eso; bastante miedo le producía e hecho de hacerle daño a alguien de forma inconsciente como para pensar que pudiera estallar una guerra.
— N-No... — murmuró ahogadamente.
— No sé si estoy preparada para eso. Reiji por poco me mata y es de mi propia villa. No quiero ni pensar como habrá combatido contra los kusajines, ni los kusajines contra él. ¿Tú qué piensas? — dio un trago del té con gesto de preocupación.
— N-No lo sé Hana... No se me ocurre absolutamente nada... No se me ocurre nada con lo que aliviar una tensión así... No quiero pensar en algo como eso; yo solo... Yo solo quiero... — temblaba suavemente, hasta que una lágrima no pudo evitar estar más en su ojo cruzando toda su mejilla, para caer en el interior de su propio vaso. — Y-Yo solo quiero estar contigo... — miró al contenido, viendo suavemente su propio reflejo difuminado mientras unos cristalinos ojos le entorpecían la claridad de la visión.
Hana estaba empezando a convertirse en su mundo poco a poco; el simple hecho de pensar que debían enfrentarse a muerte por una guerra producida por los intereses de un par de idiotas, redencillas o el orgullo de los altos cargos era algo que no podía tolerar ni por asomo; por mucho que se tratase de su propia villa.