27/06/2020, 19:30
Satisfecho con su victoria personal, Daruu no tiró más del hilo. El servicio de postres llegó justo en ese momento, y los dos se repartieron los mochi tal y como habían acordado.
—¿Sabes una cosa curiosa? —dijo Daruu entonces—. A Chiiro le flipan las cosas redondas. No sé por qué. Pero todo lo redondo. Es muy rara —se rio, Ayame le miró con cierta curiosidad, con medio mochi invadiendo su carrillo—. Me explico, el mochi le encanta, los bollos de vainilla, los dango lo que más... contra más redonda sea la comida, más le gusta.
—Bueno... todos tenemos nuestras manías raras —respondió con una risilla, después de haber tragado—. Mira la que tiene mi hermano con los bollitos de vainilla, o tu tirria con cualquier cosa que provenga del mar —añadió, encogiéndose de hombros.
—Por cierto, ¿no te apetece que nos relajemos un día de estos antes de la final? Tanto entrenar agota. He visto que han rehabilitado unos dojos a las afueras para convertirlos en piscinas. Podríamos buscar una vacía y pasar un rato ahí.
—¿Unas piscinas? —repitió, parpadeando con genuina curiosidad. Ella no había oído nada al respecto, pero la idea no sonaba mal. Nada mal. Además podría estrenar el bikini que se había comprado días atrás. Sus mejillas se encendieron sin poder evitarlo, al recordar su propia imagen en el espejo con eso puesto. Sacudió la cabeza, tratando de apartar aquellos pensamientos de su mente—. Supongo que no estaría mal... aunque no quiero descuidarme. Ya que no puedo aspirar a más alto, debo mantener el quinto puesto, sea como sea.
—¿Sabes una cosa curiosa? —dijo Daruu entonces—. A Chiiro le flipan las cosas redondas. No sé por qué. Pero todo lo redondo. Es muy rara —se rio, Ayame le miró con cierta curiosidad, con medio mochi invadiendo su carrillo—. Me explico, el mochi le encanta, los bollos de vainilla, los dango lo que más... contra más redonda sea la comida, más le gusta.
—Bueno... todos tenemos nuestras manías raras —respondió con una risilla, después de haber tragado—. Mira la que tiene mi hermano con los bollitos de vainilla, o tu tirria con cualquier cosa que provenga del mar —añadió, encogiéndose de hombros.
—Por cierto, ¿no te apetece que nos relajemos un día de estos antes de la final? Tanto entrenar agota. He visto que han rehabilitado unos dojos a las afueras para convertirlos en piscinas. Podríamos buscar una vacía y pasar un rato ahí.
—¿Unas piscinas? —repitió, parpadeando con genuina curiosidad. Ella no había oído nada al respecto, pero la idea no sonaba mal. Nada mal. Además podría estrenar el bikini que se había comprado días atrás. Sus mejillas se encendieron sin poder evitarlo, al recordar su propia imagen en el espejo con eso puesto. Sacudió la cabeza, tratando de apartar aquellos pensamientos de su mente—. Supongo que no estaría mal... aunque no quiero descuidarme. Ya que no puedo aspirar a más alto, debo mantener el quinto puesto, sea como sea.