28/06/2020, 21:35
(Última modificación: 28/06/2020, 21:37 por Tsukisame Takumi. Editado 1 vez en total.)
Por fin había acabado de reparar a Mono, aún le quedaban pequeños detalles por pulir pero se podía dar por satisfecho. Si se daba algo de prisa tal vez pudiera ver los últimos momentos de la final de la primera división, por lo que volvió a sellar a la marioneta en su pergamino y se dispuso a salir del camerino para dirigirse a las gradas.
Pero algo no iba bien.
Un estruendo sonó con fuerza desde el ring y una sensación asfixiante invadió al genin. Las puertas que daban al estadio se abrieron de par en par, pero en vez de un samurái o algún shinobi apareció una mole de músculos de más dos metros de altura. «Esto no me da buena espina...» Una samurái salió a detenerle, pero poco pudo hacer ante el abrazo del intruso, sin mostrar esfuero casi reventó las placas metálicas de la armadura y los interiores de aquella pobre ingenua que intentó frenarle. Con una calma inquietante para lo que acababa de realizar lanzó el inerte cuerpo hacia el escenario y cerró las puertas, dejando al kazejin encerrado con el dragón. Sus áureos ojos se clavaron en Takumi, el cual había visto entera aquella dantesca escena.
—¿Qué miras? ¿Vas a darme el alto?
—N-no... —Dijo, con miedo pero firme e intentando mantener exteriormente la calma.
Sería un suicidio intentar siquiera plantarle cara, rezaba por que aquel individuo fuera misericorde con él y en el caso de darle muerte que fuera rápido. Se fue a apartar hacia un lado, dejando a aquella bestia el camino libre y agachó la cabeza; pero...
—Yo lo haré. —Una voz sonó a sus espaldas.
El marionetista se giró y vio a un kusajin, de pelo verde y algo musculado, poniéndose en guardia. Ni idea de quien podía ser pero lo que tenía claro es que estaba loco.
—Déjate de tonterías, ni lo intentes. —Hablaba con calma, intentando no tensar más la situación. —Morirás antes de que te des cuent...
—YOU MORON! —El kusajin recibió de repente un golpe eléctrico en toda su cabeza. El genin del Remolino se tensó levemente, pensando que podía ser un aliado del Ryūto. —Lo siento, pero este no es el lugar para que te mueras como un héroe. —«¿Qué cojones? ¿Un amejin?»
»Oeh, musculitos. Si no te importa, me voy a llevar a este imbécil y a ese cuatro ojos. —El del Viento entendió que aquel chaval era un aliado que buscaba ayudar, aunque su entrada fuera algo poco convencional. —Imagino que estará bien que nos vayamos en paz mientras no querramos cruzar esa puerta, ¿verdad?
—Pase lo que pase ni se te ocurra luchar contra él, su poder no es humano. —No es que le hubiera visto hacer una técnica ni nada similar, pero fue capaz de matar a la samurái con un abrazo nada más, no quería ver todo su potencial por nada del mundo.
Pero algo no iba bien.
Un estruendo sonó con fuerza desde el ring y una sensación asfixiante invadió al genin. Las puertas que daban al estadio se abrieron de par en par, pero en vez de un samurái o algún shinobi apareció una mole de músculos de más dos metros de altura. «Esto no me da buena espina...» Una samurái salió a detenerle, pero poco pudo hacer ante el abrazo del intruso, sin mostrar esfuero casi reventó las placas metálicas de la armadura y los interiores de aquella pobre ingenua que intentó frenarle. Con una calma inquietante para lo que acababa de realizar lanzó el inerte cuerpo hacia el escenario y cerró las puertas, dejando al kazejin encerrado con el dragón. Sus áureos ojos se clavaron en Takumi, el cual había visto entera aquella dantesca escena.
—¿Qué miras? ¿Vas a darme el alto?
—N-no... —Dijo, con miedo pero firme e intentando mantener exteriormente la calma.
Sería un suicidio intentar siquiera plantarle cara, rezaba por que aquel individuo fuera misericorde con él y en el caso de darle muerte que fuera rápido. Se fue a apartar hacia un lado, dejando a aquella bestia el camino libre y agachó la cabeza; pero...
—Yo lo haré. —Una voz sonó a sus espaldas.
El marionetista se giró y vio a un kusajin, de pelo verde y algo musculado, poniéndose en guardia. Ni idea de quien podía ser pero lo que tenía claro es que estaba loco.
—Déjate de tonterías, ni lo intentes. —Hablaba con calma, intentando no tensar más la situación. —Morirás antes de que te des cuent...
—YOU MORON! —El kusajin recibió de repente un golpe eléctrico en toda su cabeza. El genin del Remolino se tensó levemente, pensando que podía ser un aliado del Ryūto. —Lo siento, pero este no es el lugar para que te mueras como un héroe. —«¿Qué cojones? ¿Un amejin?»
»Oeh, musculitos. Si no te importa, me voy a llevar a este imbécil y a ese cuatro ojos. —El del Viento entendió que aquel chaval era un aliado que buscaba ayudar, aunque su entrada fuera algo poco convencional. —Imagino que estará bien que nos vayamos en paz mientras no querramos cruzar esa puerta, ¿verdad?
—Pase lo que pase ni se te ocurra luchar contra él, su poder no es humano. —No es que le hubiera visto hacer una técnica ni nada similar, pero fue capaz de matar a la samurái con un abrazo nada más, no quería ver todo su potencial por nada del mundo.