1/07/2020, 00:21
Con la marcha de la Morikage, quien dejó abandonada a Ayame a su suerte, llegó el silencio. Y tras el silencio, el eco de unos pasos medidos, delicados. Quizás fuese porque la recién llegada compartía técnicas con su hermano Kōri, o quizás era ese sexto sentido que compartía ella con Kokuō: hacía un poco más de frío. Ayame lo supo cuando la vio; aunque vestía diferente, jamás se le podría haber olvidado ese rostro de ojos negros y tez pálida. Esas marcas redondas bajo los ojos. Ese pelo liso, cuidado, que descendía ordenado por debajo de sus hombros.
Kuroyuki se quitó la capucha.
—Aotsuki Ayame —dijo. Luego, su voz moduló a un tono más grave, más potente, más terrorífico—. Hermana. ¿Qué significa esto? —Los ojos de Kuroyuki cambiaban de negro a un rojo profundo a medida que su voz volvía a la normalidad y se volvía a romper—. Revirtieron de nuevo el sello...
—No. No hay sello. Puedo sentirlo.
—Mmh. —Kuroyuki dio un paso adelante. Se fijó en la ANBU enmascarada con la que luchaba Ayame—. ¿Tú también eres de Dragón Rojo?
—Mandé un mensaje a través del Uchiha. Simple, directo. Y aquí estáis, jugando... ¿a qué?
»Y lo mismo digo por ti, Hermana. ¿A qué juegas?
«Kurama. ¿Debería...?»
«Espera. Necesitamos respuestas.»
Kuroyuki se quitó la capucha.
—Aotsuki Ayame —dijo. Luego, su voz moduló a un tono más grave, más potente, más terrorífico—. Hermana. ¿Qué significa esto? —Los ojos de Kuroyuki cambiaban de negro a un rojo profundo a medida que su voz volvía a la normalidad y se volvía a romper—. Revirtieron de nuevo el sello...
—No. No hay sello. Puedo sentirlo.
—Mmh. —Kuroyuki dio un paso adelante. Se fijó en la ANBU enmascarada con la que luchaba Ayame—. ¿Tú también eres de Dragón Rojo?
—Mandé un mensaje a través del Uchiha. Simple, directo. Y aquí estáis, jugando... ¿a qué?
»Y lo mismo digo por ti, Hermana. ¿A qué juegas?
«Kurama. ¿Debería...?»
«Espera. Necesitamos respuestas.»