1/07/2020, 01:15
El amejin agarró al peliverde para sacarlo a hombros de ahí y le dedicó una agresiva mirada, pero con la situación que tenían encima casi ni le prestó atención. El marionetista comenzó entonces a acercarse a ellos dos para ayudar al de la Lluvia a llevar a aquel suicida desconocido.
—¿Para que crees que noqueé a este idiota? Aprende a tener temple y a leer el ambiente. —Volvió a lanzarle una mirada similar a la anterior.
—Tú no has visto lo que ha hecho sin inmutarse. —Sentenció en un tono muy leve.
No es que estuviera afectado, la sangre y la muerte de aquella pobre samurái no perturbarían su mente, pero la calma con la que hizo eso y el aura que le rodeaba hacían a aquel gigante completamente aterrador.
—Ahora ayúdame a sacarlo de aquí, tengo la mano derecha rota y un corte en la espalda que podría abrirse de nuevo. No podré llevarlo muy lejos yo solo.
Takumi no respondió nada, casi ni le miró siquiera y con sumo cuidado colocó cuatro hilos de chakra en el kusajin; dos en los hombros y dos en la espalda. De intentar llevarlo con su propia fuerza sería un lastre para el genin de cabello tricolor. Mientras se dirigían a la enfermería el kazejin marchaba casi lateralmente, teniendo siempre el cruce de pasillos por su rabillo del ojo. Más vale prevenir que curar.
—No sé que tienes pensado hacer —Susurró a Rōga. — pero hay que desalojar el Estadio, afuera parece haber mucho barullo. Así que lo mejor es sacar a este —Señaló a Daigo con la cabeza. —junto a los médicos y que os traten fuera.
Él tenía claro que si conseguían librarse del gigante escamoso marcharía a ayudar a desalojar a los espectadores, si él tenía pocas posibilidades de salir vivo de un ataque no se quería imaginar unos pobres civiles.
—¿Para que crees que noqueé a este idiota? Aprende a tener temple y a leer el ambiente. —Volvió a lanzarle una mirada similar a la anterior.
—Tú no has visto lo que ha hecho sin inmutarse. —Sentenció en un tono muy leve.
No es que estuviera afectado, la sangre y la muerte de aquella pobre samurái no perturbarían su mente, pero la calma con la que hizo eso y el aura que le rodeaba hacían a aquel gigante completamente aterrador.
—Ahora ayúdame a sacarlo de aquí, tengo la mano derecha rota y un corte en la espalda que podría abrirse de nuevo. No podré llevarlo muy lejos yo solo.
Takumi no respondió nada, casi ni le miró siquiera y con sumo cuidado colocó cuatro hilos de chakra en el kusajin; dos en los hombros y dos en la espalda. De intentar llevarlo con su propia fuerza sería un lastre para el genin de cabello tricolor. Mientras se dirigían a la enfermería el kazejin marchaba casi lateralmente, teniendo siempre el cruce de pasillos por su rabillo del ojo. Más vale prevenir que curar.
—No sé que tienes pensado hacer —Susurró a Rōga. — pero hay que desalojar el Estadio, afuera parece haber mucho barullo. Así que lo mejor es sacar a este —Señaló a Daigo con la cabeza. —junto a los médicos y que os traten fuera.
Él tenía claro que si conseguían librarse del gigante escamoso marcharía a ayudar a desalojar a los espectadores, si él tenía pocas posibilidades de salir vivo de un ataque no se quería imaginar unos pobres civiles.