1/07/2020, 22:42
Ayame y Daruu caminaban bajo la luz de la luna, que bañaba la suave hierba del valle. Al fondo, las luciérnagas iluminaban la linde de Hokutōmori, el bosque sagrado. La kunoichi tomó la mano de su pareja y se apoyó en su hombro, sugiriendo que debían de hacer aquello más a menudo.
—A veces se nos olvida que además de shinobi y kunoichi somos personas... —dijo—. Estoy totalmente de acuerdo contigo. —El Hyūga le pasó a Ayame el brazo por detrás de los hombros—. Por mucho que progresemos como ninjas, tenemos también una vida humana por vivir. Una normal.
«Y por eso quería...»
»Seguro que puedes con el combate, pero mañana tú y yo nos vamos a la piscina, ¿eh?
—A veces se nos olvida que además de shinobi y kunoichi somos personas... —dijo—. Estoy totalmente de acuerdo contigo. —El Hyūga le pasó a Ayame el brazo por detrás de los hombros—. Por mucho que progresemos como ninjas, tenemos también una vida humana por vivir. Una normal.
«Y por eso quería...»
»Seguro que puedes con el combate, pero mañana tú y yo nos vamos a la piscina, ¿eh?