3/07/2020, 22:31
Fue vapuleada como un trapo sucio. Le tomaron de las muñecas y se las alzaron como si no fuese más que una presa, una triste criminal. Recordó que, en alguna ocasión, ella había estado al otro lado, mirando desde arriba.
La vida siempre da la vuelta. Como aquel plan. Aquel maldito plan no había contado con aquella contingencia. Ni por asomo. ¿Qué debía hacer? El corazón le iba a mil por hora y sudaba como si estuviese en una sauna.
«He de seguir el plan. No hay alternativa».
Pero necesitaba esperar el momento adecuado. Ahora que Ayame —¿o era su jodido bijū, que de alguna manera había tomado control de ella? — le había tomado de ambas muñecas con una sola mano, tenía una oportunidad. Aquel era un punto débil. Se necesitaba de bastante más fuerza que el contrario para mantener una presa así, y notaba por la fuerza de su agarre que no iba a ser el caso.
Pero tenía que esperar. Al momento más cumbre. Al momento de mayor enfado, donde la emoción nublaba la vista.
A…
A…
—¿Vas a matarme por no pensar como tú, Hermano? ¡¿Vas a matarme igual que mataste a Gyūki?!
«¡Ahora!»
Dio un repentino tirón con las manos en direcciones opuestas para liberarse con al menos una y estampar dicha palma en el antebrazo de ella. Cargado de chakra y cierta sorpresa.
Acto seguido, cargó chakra en las piernas y trató de dar un fuerte empujón con ellas en el suelo, con la idea de salir propulsada y chocar contra la pared contraria, liberándose.
—¡¡¡VAIS A MORIR LOS DOS PEDAZO DE MONSTRUOS!!!
La vida siempre da la vuelta. Como aquel plan. Aquel maldito plan no había contado con aquella contingencia. Ni por asomo. ¿Qué debía hacer? El corazón le iba a mil por hora y sudaba como si estuviese en una sauna.
«He de seguir el plan. No hay alternativa».
Pero necesitaba esperar el momento adecuado. Ahora que Ayame —¿o era su jodido bijū, que de alguna manera había tomado control de ella? — le había tomado de ambas muñecas con una sola mano, tenía una oportunidad. Aquel era un punto débil. Se necesitaba de bastante más fuerza que el contrario para mantener una presa así, y notaba por la fuerza de su agarre que no iba a ser el caso.
Pero tenía que esperar. Al momento más cumbre. Al momento de mayor enfado, donde la emoción nublaba la vista.
A…
A…
—¿Vas a matarme por no pensar como tú, Hermano? ¡¿Vas a matarme igual que mataste a Gyūki?!
«¡Ahora!»
Dio un repentino tirón con las manos en direcciones opuestas para liberarse con al menos una y estampar dicha palma en el antebrazo de ella. Cargado de chakra y cierta sorpresa.
Acto seguido, cargó chakra en las piernas y trató de dar un fuerte empujón con ellas en el suelo, con la idea de salir propulsada y chocar contra la pared contraria, liberándose.
—¡¡¡VAIS A MORIR LOS DOS PEDAZO DE MONSTRUOS!!!
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