4/07/2020, 13:21
¡¡¡BOOOOOOOOOOMMMMMMM!!!
El segundo clon de Kintsugi llegó al pasillo justo después de aquella escalofriante explosión. Apretando los dientes, la Morikage llegó al pasillo y echó una ojeada a su alrededor. Frente a ella una densa nube de humo le impedía ver más allá, pero justo antes de esta se encontraba el cuerpo inerte de uno de los shinobi de Amegakure.
«Menos mal.» Suspiró para sí. Parecía que no había sido ninguno de sus shinobi el que había recibido aquella explosión.
¿Pero qué debía hacer ahora? Aquella densa humareda le impedía ver nada más allá, y ni sabía dónde se encontraba el Dragón Gigante, ni si podría haber más trampas escondidas en el subterfugio.
Pero, si había que hablar de subterfugio, ella era la maestra.
«No me va a quedar más remedio...» Pensó, y levantó una de sus manos hacia su rostro. Se retiró el antifaz de mariposa que siempre vestía, y dejó a la vista un par de ojos que parecían estar compuestos por miles y miles de ojos más. Eran ojos compuestos, como los de los insectos, formados por cientos y cientos de omatidios, sin ningún rastro de iris o pupila visibles.
El Fukugan vio la luz después de mucho mucho tiempo.
Kintsugi dio un salto y se pegó al techo con pies y manos, y comenzó a reptar por él, pasando por encima del inconsciente Rōga con todos sus sentidos alerta. Puede que su sentido de la visión se hubiese visto distorsionado, ahora era como si viera a través de miles de pequeñas ventanitas y aquello dificultaba su visión a distancia, pero cualquier mínimo movimiento cerca de ella lo detectaría de forma sobrehumana. Kintsugi se adentró en la nube de humo y pensó. Si no se equivocaba, en aquel pasillo debía de encontrarse Daigo, que había perdido contra Aotsuki Ayame en su combate. Lo más sensato, entonces, sería comprobar si el muchacho seguía en la enfermería. Y hacia allí se dirigió, girando a la derecha en el primer cruce.
Si nada se lo impedía, se descolgaría del techo justo en la puerta y miraría al interior de la enfermería, buscando.
—¿Daigo-kun? —le llamó, en voz baja.