21/07/2020, 18:33
El peliverde salió corriendo pero a Takumi unos enfermeros le retuvieron un rato más, comenzaron a discutir entre ellos. El hombre abogaba por quedarse en la enfermería, confiaba en que el muro de la Morikage aguantara lo suficiente como para que nada le pasara a esa sala. La otra enfermera quería salir de ahí cuanto antes para ayudar a salvar más vidas, un punto de vista mucho más acorde al del kazejin. Pero el otro comenzó a hablar de los Exámenes Chūnin y bijūdamas, se le veía completamente aterrado.
—¿¡Qué dices tú, uzujin!? —Le preguntó.
—Hay que salir de aquí. —Sentenció tajante, pero con calma. —Si nos quedamos los escombros nos sepultarán en el mejor de los casos y quién sabe si alguien podrá rescatarnos antes de que fallezcamos por inanición. Además tu compañera lleva razón, hay muchos heridos que atender y esa es tu labor como personal sanitario del Estadio. —Abrió la puerta, pero antes de cruzarla completamente se giró. —No sé que vais a hacer, pero yo me voy y os recomiendo que si queréis salvar la vida hagáis lo mismo.
Comenzó a avanzar, esperando que los sanitarios siguieran su consejo, y comenzó a avanzar hacia el cruce para dirigirse a la salida cuanto antes. Justo a mitad del camino escuchó una voz, la del kusajin.
—¡Takumi-san, he encontrado a Rōga! —«Menuda flor en el culo...»
El marionetista echó un vistazo y entre el polvo desprendido por los escombros pudo localizar a Daigo levantando amejin. Se acercó lo más rápido que pudo a ellos dos.
—Cuando salgamos de esta me vas a tener que explicar el por qué de la suerte que tienes. —Dijo al genin de la Hierba. —Ahora vamos, hay que salir del complejo sin demorarnos más.
Dicho esto último comenzó a avanzar desde el cruce a la salida, rezando por que el pasillo no estuviera obstruido con fragmentos de hormigón.
—¿¡Qué dices tú, uzujin!? —Le preguntó.
—Hay que salir de aquí. —Sentenció tajante, pero con calma. —Si nos quedamos los escombros nos sepultarán en el mejor de los casos y quién sabe si alguien podrá rescatarnos antes de que fallezcamos por inanición. Además tu compañera lleva razón, hay muchos heridos que atender y esa es tu labor como personal sanitario del Estadio. —Abrió la puerta, pero antes de cruzarla completamente se giró. —No sé que vais a hacer, pero yo me voy y os recomiendo que si queréis salvar la vida hagáis lo mismo.
Comenzó a avanzar, esperando que los sanitarios siguieran su consejo, y comenzó a avanzar hacia el cruce para dirigirse a la salida cuanto antes. Justo a mitad del camino escuchó una voz, la del kusajin.
—¡Takumi-san, he encontrado a Rōga! —«Menuda flor en el culo...»
El marionetista echó un vistazo y entre el polvo desprendido por los escombros pudo localizar a Daigo levantando amejin. Se acercó lo más rápido que pudo a ellos dos.
—Cuando salgamos de esta me vas a tener que explicar el por qué de la suerte que tienes. —Dijo al genin de la Hierba. —Ahora vamos, hay que salir del complejo sin demorarnos más.
Dicho esto último comenzó a avanzar desde el cruce a la salida, rezando por que el pasillo no estuviera obstruido con fragmentos de hormigón.