21/07/2020, 19:21
Daichi negó antes las palabras de Takumi, mas sin decir nada. Sus ojos viajaron del umbral de la puerta al muro de Kintsugi, y del muro de Kintsugi a la puerta. La confusión y el miedo le tenían paralizado.
—¡Vamos! —le apremió su compañera, tirando de él.
—¡Joder, está bien! ¡Está bien! ¡Pero que sepáis que mi espíritu os perseguirá a los dos hasta el fin de los días como acabe sepultado entre los escombros!
Mientras tanto, Daigo se sacudía los problemas de la mejor manera que sabía: a base de puñetazos. Tomó a un Roga inconsciente por el brazo, y no tardó mucho en oír la voz del uzujin. Juntos, y con algún que otro sobresalto, lograron llegar hasta el exterior.
Más que respirar aire puro y limpio, el olor a carne quemada invadió sus fosas nasales. Porque eso fue lo que hallaron. Cadáveres calcinados. Piel derretida. Huesos negros por el fuego. Un hombre moribundo y confuso trataba de encontrar a su hijo entre bultos negros e irreconocibles. Muchos otros corrían desesperados, alejándose del estadio. Otros pocos, que habían tenido la suerte de no morir por el fuego, lloraban y chillaban de dolor debido a alguna herida fatal producto del derrumbe del estadio. Los pocos médicos que quedaban en aquella parte del estadio hacían lo que podían, claramente sobrepasados.
Los enfermeros que acompañaron a Daigo y Takumi pronto se unieron a ellos, tratando de ayudar en lo que pudiesen.
—¡Vamos! —le apremió su compañera, tirando de él.
—¡Joder, está bien! ¡Está bien! ¡Pero que sepáis que mi espíritu os perseguirá a los dos hasta el fin de los días como acabe sepultado entre los escombros!
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Mientras tanto, Daigo se sacudía los problemas de la mejor manera que sabía: a base de puñetazos. Tomó a un Roga inconsciente por el brazo, y no tardó mucho en oír la voz del uzujin. Juntos, y con algún que otro sobresalto, lograron llegar hasta el exterior.
Más que respirar aire puro y limpio, el olor a carne quemada invadió sus fosas nasales. Porque eso fue lo que hallaron. Cadáveres calcinados. Piel derretida. Huesos negros por el fuego. Un hombre moribundo y confuso trataba de encontrar a su hijo entre bultos negros e irreconocibles. Muchos otros corrían desesperados, alejándose del estadio. Otros pocos, que habían tenido la suerte de no morir por el fuego, lloraban y chillaban de dolor debido a alguna herida fatal producto del derrumbe del estadio. Los pocos médicos que quedaban en aquella parte del estadio hacían lo que podían, claramente sobrepasados.
Los enfermeros que acompañaron a Daigo y Takumi pronto se unieron a ellos, tratando de ayudar en lo que pudiesen.
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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