24/07/2020, 00:08
(Última modificación: 24/07/2020, 00:08 por Amedama Daruu.)
—Por favor... Tráelos de vuelta, lo dejo en tus manos.
Daruu clavó una profunda reverencia.
—Lo haré. —«Si mi madre no los ha arrastrado de vuelta a la fuerza con un Chishio Kuchiyose. No me extrañaría nada.» Pensar en esa posibilidad casi le tranquilizaba, honestamente. Nada le producía más terror que presentarse delante de Aotsuki Zetsuo y ordenarle que era hora de volver a casa.
Y así, dos de las mujeres más fuertes de Amegakure desaparecieron con un destello rojo. Daruu se sintió de pronto muy sólo. Y asustado. Y con un peso enorme en la cabeza.
—Que sepas que el sombrero te queda mejor a ti —soltó Datsue.
—Pfft. Llevo un buen tiempo repitiendo "yo seré la Tormenta, yo seré la Tormenta". Pero ahora que tengo el sombrero encima, sólo siento una presión horrible en el pecho —dijo Daruu—. Tormenta sólo hay y habrá una... Amekoro Yui.
—. Dragón Rojo y Kuroyuki… ¿siguen dando guerra? —Datsue inspiró—. Vamos. Tenemos que volver.
Daruu asintió. Activó su Byakugan y oteó el estadio.
—Estaba reservándome chakra —murmuró, concentrado—. Me exprimiste al máximo, cabrón. ¡Se han ido! —El Byakugan llegó a tiempo para ver a aquél tipo desvanecerse. «¿¡Qué coño!?»
»¿Puedes caminar? Hanabi está herido. Deberíamos ayudar.
Daruu clavó una profunda reverencia.
—Lo haré. —«Si mi madre no los ha arrastrado de vuelta a la fuerza con un Chishio Kuchiyose. No me extrañaría nada.» Pensar en esa posibilidad casi le tranquilizaba, honestamente. Nada le producía más terror que presentarse delante de Aotsuki Zetsuo y ordenarle que era hora de volver a casa.
Y así, dos de las mujeres más fuertes de Amegakure desaparecieron con un destello rojo. Daruu se sintió de pronto muy sólo. Y asustado. Y con un peso enorme en la cabeza.
—Que sepas que el sombrero te queda mejor a ti —soltó Datsue.
—Pfft. Llevo un buen tiempo repitiendo "yo seré la Tormenta, yo seré la Tormenta". Pero ahora que tengo el sombrero encima, sólo siento una presión horrible en el pecho —dijo Daruu—. Tormenta sólo hay y habrá una... Amekoro Yui.
—. Dragón Rojo y Kuroyuki… ¿siguen dando guerra? —Datsue inspiró—. Vamos. Tenemos que volver.
Daruu asintió. Activó su Byakugan y oteó el estadio.
—Estaba reservándome chakra —murmuró, concentrado—. Me exprimiste al máximo, cabrón. ¡Se han ido! —El Byakugan llegó a tiempo para ver a aquél tipo desvanecerse. «¿¡Qué coño!?»
»¿Puedes caminar? Hanabi está herido. Deberíamos ayudar.