26/07/2020, 18:53
Fue precisamente uno de los enfermeros que había salido con Takumi quien se acercó a Daigo.
—¿Esposarle? Pero… Aunque quisiese no podría, shinobi-kun. No tengo esposas. —Con cuidado, examinó el pulso y la respiración del kusajin. Lo tenía extremadamente débil, cosa que no era de extrañar. Había estado al borde de la muerte al menos tres veces aquel día—. Por favor, no vuelva a atacarle. No lo contaría —pidió, muy serio.
Mientras tanto, el hombre que se había dirigido a Takumi dudó ante su pregunta. ¿Necesitaba atención médica? Sí, ya lo creía que sí. Pero después de mirar a su alrededor y comprobar las penurias que había, se obligó a dar otra respuesta.
—Lo mío… Lo mío puede esperar.
—¿Esposarle? Pero… Aunque quisiese no podría, shinobi-kun. No tengo esposas. —Con cuidado, examinó el pulso y la respiración del kusajin. Lo tenía extremadamente débil, cosa que no era de extrañar. Había estado al borde de la muerte al menos tres veces aquel día—. Por favor, no vuelva a atacarle. No lo contaría —pidió, muy serio.
Mientras tanto, el hombre que se había dirigido a Takumi dudó ante su pregunta. ¿Necesitaba atención médica? Sí, ya lo creía que sí. Pero después de mirar a su alrededor y comprobar las penurias que había, se obligó a dar otra respuesta.
—Lo mío… Lo mío puede esperar.
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