28/07/2020, 19:46
(Última modificación: 28/07/2020, 20:08 por Umikiba Kaido. Editado 3 veces en total.)
¿Que qué hizo ese vejestorio?...
Liberarnos de una gran carga. Encargarse él de todos los traidores. Asumir responsabilidades que no eran suyas. Darnos una oportunidad de una vida larga y feliz. Con amigos. Con familia, esa de la que le habían privado un séquito de viejos podridos ansiosos de poder. ¿Qué había hecho Shaneji, en cambio? ¿tratar de engatusarnos para recuperar la pureza del linaje? ¡No era tan distinto de los Kajitsu que trataron de llevarse a Ayame, ni tan diferente a su propio reducto!
Kaido estaba cansado de ese tipo de gente. No era lo que necesitaba en su vida.
Un súbito parpadeo, y su oscuridad apareció frente a él. Su capacidad de reacción fue suficiente para parar el primer envite de la Uchigatana, pero lo cierto es que fue incapaz de poner a tiempo su otra mano en el mango para que su sujeción fuese más fuerte. Por esta razón, y víctima de una de esas triquiñuelas que usan los usuarios de espada para desarmar a sus oponentes, Kaido perdió el agarre de Nokomizuchi, que cayó a una zancada de su actual posición.
De pronto se sintió desnudo sin su vieja amiga. Vio el arma de su yo-oscuro moverse hacia él en una luna creciente, y entonces supo lo que venía. Tan sólo tuvo tiempo de alzar su brazo derecho —aquél que no llegó a usar para el enfrentamiento de agarres—. y lo interpuso al primer corte. Lo primero que atravesó la Uchigatana fue eso, su brazo. Este se cercenó entero, al igual que el resto de su torso y rostro, que desapareció en una explosión de agua.
Lo curioso de todo esto es que, en lo que Kaido terminaba de ser cortado, al suelo cayó una pequeña esfera que tenía sujeta en la mano cortada, que explotó sorpresivamente. Un intenso fogonazo de luz envolvió entonces al Ryūto, brillo que no afectó al Kaido real puesto que había cerrado los ojos, consciente de que la hikaridama iba a estallar. Esta apropiada consecución de eventos creó entonces una grandiosa oportunidad, en la que Umikiba Kaido aprovechó la ceguera de su contrincante para hacerle daño.
El disparo seco de su bala de agua atravesó el pecho de su otro yo. Además, le encajó una patada en el pecto para mandarlo a volar, lejos.
—Es un orgullo estar a la sombra de Amekoro Yui. Después de todo, ella es mi Kage.
Liberarnos de una gran carga. Encargarse él de todos los traidores. Asumir responsabilidades que no eran suyas. Darnos una oportunidad de una vida larga y feliz. Con amigos. Con familia, esa de la que le habían privado un séquito de viejos podridos ansiosos de poder. ¿Qué había hecho Shaneji, en cambio? ¿tratar de engatusarnos para recuperar la pureza del linaje? ¡No era tan distinto de los Kajitsu que trataron de llevarse a Ayame, ni tan diferente a su propio reducto!
Kaido estaba cansado de ese tipo de gente. No era lo que necesitaba en su vida.
Un súbito parpadeo, y su oscuridad apareció frente a él. Su capacidad de reacción fue suficiente para parar el primer envite de la Uchigatana, pero lo cierto es que fue incapaz de poner a tiempo su otra mano en el mango para que su sujeción fuese más fuerte. Por esta razón, y víctima de una de esas triquiñuelas que usan los usuarios de espada para desarmar a sus oponentes, Kaido perdió el agarre de Nokomizuchi, que cayó a una zancada de su actual posición.
De pronto se sintió desnudo sin su vieja amiga. Vio el arma de su yo-oscuro moverse hacia él en una luna creciente, y entonces supo lo que venía. Tan sólo tuvo tiempo de alzar su brazo derecho —aquél que no llegó a usar para el enfrentamiento de agarres—. y lo interpuso al primer corte. Lo primero que atravesó la Uchigatana fue eso, su brazo. Este se cercenó entero, al igual que el resto de su torso y rostro, que desapareció en una explosión de agua.
Lo curioso de todo esto es que, en lo que Kaido terminaba de ser cortado, al suelo cayó una pequeña esfera que tenía sujeta en la mano cortada, que explotó sorpresivamente. Un intenso fogonazo de luz envolvió entonces al Ryūto, brillo que no afectó al Kaido real puesto que había cerrado los ojos, consciente de que la hikaridama iba a estallar. Esta apropiada consecución de eventos creó entonces una grandiosa oportunidad, en la que Umikiba Kaido aprovechó la ceguera de su contrincante para hacerle daño.
El disparo seco de su bala de agua atravesó el pecho de su otro yo. Además, le encajó una patada en el pecto para mandarlo a volar, lejos.
—Es un orgullo estar a la sombra de Amekoro Yui. Después de todo, ella es mi Kage.