14/08/2020, 03:27
Fuego. Una combustión sin igual. Un impacto sin precedentes que originó una grieta negra en una de las cabezas de dragón que decoraban el suelo de piedra, sobre el cuello, casi de lado a lado. Kaido el Ryūto recibió la explosión totalmente desprevenido, sin ser capaz siquiera de activar el Suika a tiempo. Semejante bombazo hizo que estrellase la espalda contra el suelo y se desperdigase en miles de gotas. También el Mizu Bunshin. El de ambos.
Por unos interminables segundos, solo hubo humo. El destino decidió que Kaido el amejin recibiese también el impacto de su propio sello —había estado a punto de salir del alcance, pero la agilidad no era una de sus grandes virtudes—, claro que él sí sabía lo que se le venía encima. Él sí sabía que el Yomi había abierto sus puertas, y que ahora demandaba un alma.
Y no se cerrarían hasta que la consiguiese.
Poco a poco, el humo de tan violenta explosión fue aclarándose, deshaciéndose en volutas que desaparecieron en un cielo negro. Empezó a llover. Kaido el amejin pudo ver a Kaido el Ryūto tirado sobre un charco de agua, medio incorporado, con cada tendón del torso tenso como una goma a punto de reventar y con dificultades para respirar. Y, aún así…
Le sonreía.
—¿Piensas matarme? ¿Y luego qué? —Mantenía la mano derecha cerrada en una especie de puño; la izquierda, apoyada en el suelo—. ¿Cuántos inocentes hemos matado, Kaido? ¿Cuántas vidas han muerto bajo nuestra espada? ¿De verdad crees que puedes volver a lo que fuiste? ¿Sin más? ¿Sin consecuencias? ¿De verdad crees que todo el mundo te aceptará?
Por unos interminables segundos, solo hubo humo. El destino decidió que Kaido el amejin recibiese también el impacto de su propio sello —había estado a punto de salir del alcance, pero la agilidad no era una de sus grandes virtudes—, claro que él sí sabía lo que se le venía encima. Él sí sabía que el Yomi había abierto sus puertas, y que ahora demandaba un alma.
Y no se cerrarían hasta que la consiguiese.
Poco a poco, el humo de tan violenta explosión fue aclarándose, deshaciéndose en volutas que desaparecieron en un cielo negro. Empezó a llover. Kaido el amejin pudo ver a Kaido el Ryūto tirado sobre un charco de agua, medio incorporado, con cada tendón del torso tenso como una goma a punto de reventar y con dificultades para respirar. Y, aún así…
Le sonreía.
—¿Piensas matarme? ¿Y luego qué? —Mantenía la mano derecha cerrada en una especie de puño; la izquierda, apoyada en el suelo—. ¿Cuántos inocentes hemos matado, Kaido? ¿Cuántas vidas han muerto bajo nuestra espada? ¿De verdad crees que puedes volver a lo que fuiste? ¿Sin más? ¿Sin consecuencias? ¿De verdad crees que todo el mundo te aceptará?
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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