14/08/2020, 04:27
Kaido apoyó la mano izquierda en una rodilla e hizo fuerza para levantarse. La otra mano, todavía cerrada en un puño. Su respiración, serena. Su mirada, más azul que nunca. La lluvia caía sobre su cabellera y resbalaba por su piel.
Ladeó la cabeza hacia un lado.
—¿Te has dado cuenta tú también? —dijo, divertido, como si no estuviese al borde de la muerte. Como si no le importase—. Este es nuestro particular Kaji Saiban.
Ambos estaban en desacuerdo. Ambos querían tomar un camino distinto por el que matarían —y morirían— por recorrerlo. Y, como todo empate en Dragón Rojo, solo tenían una forma de resolverlo. Solo una.
Pero ambos Kaidos siempre habían coincidido en una cosa. Eran más de morder que de ladrar. Más de acción que de pensar. Más de rebanar pescuezos que de discutir.
No, lo suyo no era la palabrería.
—Acabemos con esto.
Ladeó la cabeza hacia un lado.
—¿Te has dado cuenta tú también? —dijo, divertido, como si no estuviese al borde de la muerte. Como si no le importase—. Este es nuestro particular Kaji Saiban.
Ambos estaban en desacuerdo. Ambos querían tomar un camino distinto por el que matarían —y morirían— por recorrerlo. Y, como todo empate en Dragón Rojo, solo tenían una forma de resolverlo. Solo una.
Pero ambos Kaidos siempre habían coincidido en una cosa. Eran más de morder que de ladrar. Más de acción que de pensar. Más de rebanar pescuezos que de discutir.
No, lo suyo no era la palabrería.
—Acabemos con esto.
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
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