29/08/2020, 13:35
Datsue caminaba por el puente que conducía al edificio del Uzukage bajo un cielo triste y apagado, tan inusual en verano. Los nubarrones ni siquiera iban cargados de lluvia, simplemente eran manchas de distintos tonos grisáceos que ensuciaban la bóveda celeste y ocultaban el sol.
No era lo único que estaba apagado aquel día. Datsue echaba en falta ciertos sonidos que solían inundar la villa a aquellas horas de la mañana. Los gritos de los niños al salir de casa. El canto de los pájaros. El bullicio. Las risas.
Y todo se había vuelto más triste de lo normal. A ojos del Uchiha, las características tejas de Uzu ya no destacaban sobre la piedra gris como los labios pintados de rojo de una mujer de piel pálida, sino que ahora más bien parecían un viejo moretón en la boca. Las barandillas rojas del puente ya no se reflejaban en las revueltas aguas del río evocando el símbolo de Uzu, sino que ahora recordaban… a una barandilla reflejada en el agua. Sin más. Era como si las mismísimas flores del cerezo hubiesen decidido vestirse de negro.
Motivos no faltaban. ¿Cuánta gente habría perdido a seres queridos hacía menos de una semana en el Valle de los Dojos? ¿En qué situación quedaban después de haber perdido al Daimyō? El Señor Feudal había caído, y si bien eso hubiese sido un duro mazazo para cualquier nación, para Uzu significaba también recordar viejos temores y dudas pasadas. Después de todo, la villa no se había caracterizado por tener una gran estabilidad tras la muerte de Shiona.
Datsue suspiró, apoyando la espalda en una pared del edificio, junto a la puerta, mientras aguardaba a Reiji. Quizá no era un día tan oscuro como su mente le quería hacer ver. Quizá el sol no se veía porque simplemente todavía no había salido. Quizá las flores de los cerezos seguían siendo rosas. Quizá, simplemente, era que sus ojos ya no eran los mismos. Ya no reflejaban ese brillo zorruno de siempre. Ahora tan solo eran negros, negros sin más, y absorbían la luz del ambiente con un matiz distinto.
No era lo único que estaba apagado aquel día. Datsue echaba en falta ciertos sonidos que solían inundar la villa a aquellas horas de la mañana. Los gritos de los niños al salir de casa. El canto de los pájaros. El bullicio. Las risas.
Y todo se había vuelto más triste de lo normal. A ojos del Uchiha, las características tejas de Uzu ya no destacaban sobre la piedra gris como los labios pintados de rojo de una mujer de piel pálida, sino que ahora más bien parecían un viejo moretón en la boca. Las barandillas rojas del puente ya no se reflejaban en las revueltas aguas del río evocando el símbolo de Uzu, sino que ahora recordaban… a una barandilla reflejada en el agua. Sin más. Era como si las mismísimas flores del cerezo hubiesen decidido vestirse de negro.
Motivos no faltaban. ¿Cuánta gente habría perdido a seres queridos hacía menos de una semana en el Valle de los Dojos? ¿En qué situación quedaban después de haber perdido al Daimyō? El Señor Feudal había caído, y si bien eso hubiese sido un duro mazazo para cualquier nación, para Uzu significaba también recordar viejos temores y dudas pasadas. Después de todo, la villa no se había caracterizado por tener una gran estabilidad tras la muerte de Shiona.
Datsue suspiró, apoyando la espalda en una pared del edificio, junto a la puerta, mientras aguardaba a Reiji. Quizá no era un día tan oscuro como su mente le quería hacer ver. Quizá el sol no se veía porque simplemente todavía no había salido. Quizá las flores de los cerezos seguían siendo rosas. Quizá, simplemente, era que sus ojos ya no eran los mismos. Ya no reflejaban ese brillo zorruno de siempre. Ahora tan solo eran negros, negros sin más, y absorbían la luz del ambiente con un matiz distinto.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado