9/09/2020, 16:27
Aburame Kintsugi fue la segunda en llegar al Templo del Silencio. Al igual que Shanise, había optado por la discreción, y por ello no llevaba su habitual atuendo como Morikage. En aquella ocasión vestía con un kimono de mangas largas y color verde, adornado con estampados de mariposas que parecían aletear con cada paso que daba. La última de ellas ocultaba la mitad superior de su rostro: una mariposa blanca. Puede que hubiese renunciado a su atuendo como Morikage, pero no estaba dispuesta a renunciar al antifaz. Cubriendo parte de su cabeza llevaba una suerte de pañuelo, adoptando la improvisada forma de una capucha, pero sus cabellos azulados resbalaban por encima de su hombro, recogidos en una coleta. Junto a ella caminaba Hana, aunque ella no había tenido que variar demasiado su vestuario ya que solía llevar furisodes como el de aquel día. Esta vez, con estampados de rosas.
Kintsugi se plantó frente a Shanise y, detrás de ella, Hana las saludó en silencio con una respetuosa inclinación de cabeza. Sus ojos se desviaron inevitablamente hacia Ayame, pero si le molestaba su presencia o si el odio brotó como brasas en su pecho jamás llegó a expresarse en su rostro. Su gesto no reflejaba más que la más absoluta indiferencia, hasta que volvió a concentrarse en Shanise.
—Así que es cierto... Yui-dono ha delegado en ti su sombrero —comentó—. En ese caso, es mi deber presentarte mis respetos, Godaime Arashikage —añadió, inclinando la cabeza—. Parece que... ha llegado la hora de la nueva generación.
Sarutobi Hanabi había sido el sucesor de Uzumaki Shiona com Uzukage (tras varios gobiernos fugaces de otros varios, cabía decir), Aburame Kintsugi había sido la sucesora de Moyashi Kenzou tras su asesinato... Y ahora, con la marcha de Amekoro Yui y el ascenso de Hōzuki Shanise al poder, había terminado una era. Una era que ahora era suya.
Kintsugi se plantó frente a Shanise y, detrás de ella, Hana las saludó en silencio con una respetuosa inclinación de cabeza. Sus ojos se desviaron inevitablamente hacia Ayame, pero si le molestaba su presencia o si el odio brotó como brasas en su pecho jamás llegó a expresarse en su rostro. Su gesto no reflejaba más que la más absoluta indiferencia, hasta que volvió a concentrarse en Shanise.
—Así que es cierto... Yui-dono ha delegado en ti su sombrero —comentó—. En ese caso, es mi deber presentarte mis respetos, Godaime Arashikage —añadió, inclinando la cabeza—. Parece que... ha llegado la hora de la nueva generación.
Sarutobi Hanabi había sido el sucesor de Uzumaki Shiona com Uzukage (tras varios gobiernos fugaces de otros varios, cabía decir), Aburame Kintsugi había sido la sucesora de Moyashi Kenzou tras su asesinato... Y ahora, con la marcha de Amekoro Yui y el ascenso de Hōzuki Shanise al poder, había terminado una era. Una era que ahora era suya.