21/09/2020, 17:49
Hanabi tomó la carpeta que le tendía Ayame con la mano buena —esto es, con su mano de carne y hueso—, y no pudo evitar echarle una rápida ojeada a las últimas páginas, donde normalmente solía dejarse la chicha. No pudo entretenerse demasiado, sin embargo, y dejó la carpeta a cargo de Katsudon para poder centrarse debidamente en Kintsugi.
—Gracias —dijo, ante la oferta de la Morikage de colaborar contra Dragón Rojo—. No cabe duda de que cualquier fisura entre nosotros la aprovecharán. Debemos colaborar más que nunca si queremos acabar con ellos. Claro que para eso antes habrá que encontrarles…
Suspiró. Ah, ¡qué complicado todo! Si al menos Kaido supiese donde iban a esconderse… Claro que, de hacerlo, ellos ya habrían cambiado de hospedaje. Nada podía ser tan fácil.
—Y hablando de encontrar guaridas… Kurama. ¿Doy por hecho que también echará una mano con eso, Kintsugi-dono? Porque en los últimos tiempos se ha descubierto una pista muy importante al respecto. Aunque seguramente no sea yo la persona que deba dar la noticia —dijo, mirando primero a Shanise, y finalmente a Ayame. Después de todo, y según había sabido, era ella quien lo había descubierto. Gracias a cierto ser que a la Morikage no le haría ninguna gracia escuchar.
—Gracias —dijo, ante la oferta de la Morikage de colaborar contra Dragón Rojo—. No cabe duda de que cualquier fisura entre nosotros la aprovecharán. Debemos colaborar más que nunca si queremos acabar con ellos. Claro que para eso antes habrá que encontrarles…
Suspiró. Ah, ¡qué complicado todo! Si al menos Kaido supiese donde iban a esconderse… Claro que, de hacerlo, ellos ya habrían cambiado de hospedaje. Nada podía ser tan fácil.
—Y hablando de encontrar guaridas… Kurama. ¿Doy por hecho que también echará una mano con eso, Kintsugi-dono? Porque en los últimos tiempos se ha descubierto una pista muy importante al respecto. Aunque seguramente no sea yo la persona que deba dar la noticia —dijo, mirando primero a Shanise, y finalmente a Ayame. Después de todo, y según había sabido, era ella quien lo había descubierto. Gracias a cierto ser que a la Morikage no le haría ninguna gracia escuchar.