14/10/2020, 20:17
La sonrisa tras las buenas bromas de Ayame y Katsudon desapareció de la boca de Hanabi cuando Shanise le habló claro. Sus palabras, lúgubres pero certeras como un shuriken lanzado por su diestra, calaron hondo. Era cierto que Kurama podía ver en Gyūki algo más que un mero rechazo. Una afrenta directa que podía considerar un desafío. Y Hanabi ya había sufrido demasiados ataques a la Villa como para creerse que lo tenía todo controlado.
No, ni mucho menos era tan inocente.
—Lo sé —dijo, con voz cansada—. Por eso vuestra investigación en el norte es de vital importancia. — Se jugaban mucho con aquella partida a las Tierras Nevadas del Norte—. Confío en que si conseguís la información precisa a tiempo, obtendremos la oportunidad de, por una vez, ser nosotros los que ataquemos primero. Así que, no es que quiera meteros presión, pero…
Tanto Katsudon como Hanabi miraron a las kunoichis de la Tormenta con solemnidad.
»…no nos falléis.
No, ni mucho menos era tan inocente.
—Lo sé —dijo, con voz cansada—. Por eso vuestra investigación en el norte es de vital importancia. — Se jugaban mucho con aquella partida a las Tierras Nevadas del Norte—. Confío en que si conseguís la información precisa a tiempo, obtendremos la oportunidad de, por una vez, ser nosotros los que ataquemos primero. Así que, no es que quiera meteros presión, pero…
Tanto Katsudon como Hanabi miraron a las kunoichis de la Tormenta con solemnidad.
»…no nos falléis.