Una momentánea calma, la había hecho soltar un suspiro. Todo ese acto tan sorpresivo que la había asustado un poco, fue parado por la técnica insignia de su familia y todo parecía que iba a detenerse.
—¿Me pueden explicar que mierda está...?
Como si fuera a propósito, la chica no pudo completar una oración desde que esos dos había aparecido en escena. Cuando se dio cuenta, el señor la estaba mirando fijamente, ya dejando ver uno de sus ojos. Un ojo dorado, el cual le transmitió un miedo en todo su cuerpo ¿Quién era esa persona? Mejor dicho ¿Qué era eso?
—¿¡Crees que puedes detenerme!? ¡Una cria! ¡¿A mí?!
A pesar de que opuso resistencia para mantener la inmovilización, el contrario rompió la técnica como si se esta se tratase de un chiste. Parecía que solo lo había sorprendido, porque se notaba ampliamente la diferencia que había entre la amejin y el extraño ser vivo que tenía delante. El tipo extraño de la barba, que no parecía muy real por cierto, se acercaba a la chica. Pero esta solo acertó a dar unos tímidos pasos hacia atrás.
—Vas a suplicarme que termine…
—¡HIJO DE PUTA!
De la nada, el chico cojo entró con un grito, directo a lanzarse hacia el viejo, cayendo ambos al suelo y seguido de una secuencia de golpes.
Comenzaron a discutir por, al parecer, un problema de dinero. Y no solo era una discusión, no. Se estaban dando con todo en el suelo como si estuvieran en un coliseo peleando por su vida. En una de esas maniobras, ya se dejaba ver que el anciano no era un humano. Era un tanuki.
Harta de la situación, más que por la pelea, por no saber que estaba pasando, se paró en frente de ambos y los miró con cierta impotencia.
—¿¡QUÉ MIERDA LES PASA!? ¡PAREN UN POCO YA! — con sus manos y su poca fuerza, intentó tirar de la chaqueta al humano para sacarlo de ahí, aunque probablemente su esfuerzo sea en vano.
—¿Me pueden explicar que mierda está...?
Como si fuera a propósito, la chica no pudo completar una oración desde que esos dos había aparecido en escena. Cuando se dio cuenta, el señor la estaba mirando fijamente, ya dejando ver uno de sus ojos. Un ojo dorado, el cual le transmitió un miedo en todo su cuerpo ¿Quién era esa persona? Mejor dicho ¿Qué era eso?
—¿¡Crees que puedes detenerme!? ¡Una cria! ¡¿A mí?!
A pesar de que opuso resistencia para mantener la inmovilización, el contrario rompió la técnica como si se esta se tratase de un chiste. Parecía que solo lo había sorprendido, porque se notaba ampliamente la diferencia que había entre la amejin y el extraño ser vivo que tenía delante. El tipo extraño de la barba, que no parecía muy real por cierto, se acercaba a la chica. Pero esta solo acertó a dar unos tímidos pasos hacia atrás.
—Vas a suplicarme que termine…
—¡HIJO DE PUTA!
De la nada, el chico cojo entró con un grito, directo a lanzarse hacia el viejo, cayendo ambos al suelo y seguido de una secuencia de golpes.
Comenzaron a discutir por, al parecer, un problema de dinero. Y no solo era una discusión, no. Se estaban dando con todo en el suelo como si estuvieran en un coliseo peleando por su vida. En una de esas maniobras, ya se dejaba ver que el anciano no era un humano. Era un tanuki.
Harta de la situación, más que por la pelea, por no saber que estaba pasando, se paró en frente de ambos y los miró con cierta impotencia.
—¿¡QUÉ MIERDA LES PASA!? ¡PAREN UN POCO YA! — con sus manos y su poca fuerza, intentó tirar de la chaqueta al humano para sacarlo de ahí, aunque probablemente su esfuerzo sea en vano.