20/04/2021, 21:45
La chica solo se quedó observando al denunciante y al denunciado, teniendo un debate de opiniones, que más que discusión eran regaños y tonteras internas que tenían entre ellos.
—¡JAAAJIAJIAJIA! ¡De forma residual, dice el malnacido! —Shukaku se había caído de espaldas y se desternillaba de risa—. ¡Mamaste de mi chakra como un bebé de la teta de su madre! ¡Sin mí no hubieses tenido éxito! ¡Me corresponde el cincuenta por ciento de la recompensa, y porque estoy siendo benevolente!
Entre la risa del tanuki y lo que acababa de decir, Jun no tuvo otra opción que seguirlo en coro y desbordarse nuevamente en risas.
—¡Pero qué te va a corresponder! —protestó Datsue, iracundo—.¡Acepta la placa como el Gyūki y ahí empezamos a hablar!
—Si acaso aceptaré el sombrero, Hijo —replicó, con guasa. Datsue puso los ojos en blanco—. ¡JIAJIAJIA! Bueno, ¡basta de cháchara! ¿Cuál es tu veredicto, niña? ¿Acaso el Gran Shukaku, Dios del Fūinjutsu y Padre del Desierto no tiene razón?
«Que raro suenan esos nombres. Shukaku. Gyūki.» Llegó a comprender a medias las cosas internas que tenían entre sí, pero sus risas tampoco la dejaban pensar mucho.
—¡Parecen una pareja peleando! — soltó entre risas y señalando a ambos.
Lentamente se recompuso y retomo un poco el rol que estaba tomando en ese conflicto.
—Bueno, a ver. — se aclaró la garganta. —El Gran Shukaku entregó parte de su chakra para ayudarte, por lo que tengo entendido. — todavía no entendía bien como funcionaba eso. —Pero tu eres el que hace las misiones.
Por uno segundos puso su mano en su barbilla y se quedo en una pose pensativa, decidiendo bien que palabras escoger.
—Entonces, tengo entendido, que la mayor parte del dinero la debería tener el chico. — señaló al de uzu con cierta duda. —Es que no sé como te llamas. — bajó su dedo y miró a Shukaku de nuevo. —Quizás si te mereces una pequeña parte del dinero. Pero tengo una pregunta... — dejó unos segundos de intriga para deducir algo. —¿Para qué mierda necesita dinero un... tanuki? Tanuki, ¿cierto? — dudó por última vez.
—¡JAAAJIAJIAJIA! ¡De forma residual, dice el malnacido! —Shukaku se había caído de espaldas y se desternillaba de risa—. ¡Mamaste de mi chakra como un bebé de la teta de su madre! ¡Sin mí no hubieses tenido éxito! ¡Me corresponde el cincuenta por ciento de la recompensa, y porque estoy siendo benevolente!
Entre la risa del tanuki y lo que acababa de decir, Jun no tuvo otra opción que seguirlo en coro y desbordarse nuevamente en risas.
—¡Pero qué te va a corresponder! —protestó Datsue, iracundo—.¡Acepta la placa como el Gyūki y ahí empezamos a hablar!
—Si acaso aceptaré el sombrero, Hijo —replicó, con guasa. Datsue puso los ojos en blanco—. ¡JIAJIAJIA! Bueno, ¡basta de cháchara! ¿Cuál es tu veredicto, niña? ¿Acaso el Gran Shukaku, Dios del Fūinjutsu y Padre del Desierto no tiene razón?
«Que raro suenan esos nombres. Shukaku. Gyūki.» Llegó a comprender a medias las cosas internas que tenían entre sí, pero sus risas tampoco la dejaban pensar mucho.
—¡Parecen una pareja peleando! — soltó entre risas y señalando a ambos.
Lentamente se recompuso y retomo un poco el rol que estaba tomando en ese conflicto.
—Bueno, a ver. — se aclaró la garganta. —El Gran Shukaku entregó parte de su chakra para ayudarte, por lo que tengo entendido. — todavía no entendía bien como funcionaba eso. —Pero tu eres el que hace las misiones.
Por uno segundos puso su mano en su barbilla y se quedo en una pose pensativa, decidiendo bien que palabras escoger.
—Entonces, tengo entendido, que la mayor parte del dinero la debería tener el chico. — señaló al de uzu con cierta duda. —Es que no sé como te llamas. — bajó su dedo y miró a Shukaku de nuevo. —Quizás si te mereces una pequeña parte del dinero. Pero tengo una pregunta... — dejó unos segundos de intriga para deducir algo. —¿Para qué mierda necesita dinero un... tanuki? Tanuki, ¿cierto? — dudó por última vez.