10/05/2021, 22:40
(Última modificación: 10/05/2021, 22:45 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
—Ya nos conocemos —respondió Kokuō, con una solemne mirada de sus ojos aguamarina y una elegante y sonada reverencia, tan solo eclipsada por un todavía más sonado y todavía más solemne…
… y gran…
…y enorme…
… y ensordecedor…
… y mastodóntico…
… Y DESCOMUNAL…
¡¡¡PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRROO!!!
… PEDO.
A cientos y cientos de kilómetros, en una confortable casa con jacuzzi y vistas al mar uzujin, un joven chico de cabellos negros recuperaba el control de su cuerpo.
—¿S-shukaku? Shukaku, ¿qué…? ¿¡Qué sello de comunicación has activado cuando…!?
—¡JAAAAA JIA JIA JIA JIA JIA! No-no, no activé ningún sello, ¡te lo juro! —replicó él, tomando momentáneamente de nuevo el control.
—¡Shukaku no me jodas! ¡Que nos conocemos! —exclamó. Su cuerpo pasaba de llorar de la risa a la indignación máxima en cuestión de segundos, dependiendo de quién mandase sobre él, como si estuviese sufriendo un ataque de demencia y esquizofrenia severa.
—¡JIA JIA JIA! Que de verdad que no…
—¡Shukaku! —se desgañitó, antes de perder la paciencia y pasar a estrangularle.
Bueno, estrangularse a sí mismo. Con la otra mano libre Shukaku le lanzó un puñetazo a la barbilla y acabó haciéndose daño él mismo también.
—¡Me cago en…!
Tropezaron, cayeron de espaldas contra la ventana y el cristal cedió. Cuando se dieron cuenta, estaban en el aire, y al instante después su espalda colisionaba contra el césped del jardín, arrancándoles la respiración y cientos de cristales hechos añicos cayéndoles a su alrededor.
—¡Puag! ¡Mira la que has liado! Vale, sí, sí. ¡Activé el sello de Juro! ¿Qué más te da? El cabrón nunca te responde, ¿no? ¡Pues que se joda!
Datsue se llevó una mano al rostro y se detuvo a medio camino al darse cuenta que un cristalito se le había introducido en la palma y un hilo de sangre corría por él.
—Te juro, Shukaku… Te juro, que a veces me entran ganas de matarte.
—¡JIA JIA JIA! Mejor que no sepas cuántas veces me entraron a mí.
… y gran…
…y enorme…
… y ensordecedor…
… y mastodóntico…
… Y DESCOMUNAL…
¡¡¡PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRROO!!!
… PEDO.
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A cientos y cientos de kilómetros, en una confortable casa con jacuzzi y vistas al mar uzujin, un joven chico de cabellos negros recuperaba el control de su cuerpo.
—¿S-shukaku? Shukaku, ¿qué…? ¿¡Qué sello de comunicación has activado cuando…!?
—¡JAAAAA JIA JIA JIA JIA JIA! No-no, no activé ningún sello, ¡te lo juro! —replicó él, tomando momentáneamente de nuevo el control.
—¡Shukaku no me jodas! ¡Que nos conocemos! —exclamó. Su cuerpo pasaba de llorar de la risa a la indignación máxima en cuestión de segundos, dependiendo de quién mandase sobre él, como si estuviese sufriendo un ataque de demencia y esquizofrenia severa.
—¡JIA JIA JIA! Que de verdad que no…
—¡Shukaku! —se desgañitó, antes de perder la paciencia y pasar a estrangularle.
Bueno, estrangularse a sí mismo. Con la otra mano libre Shukaku le lanzó un puñetazo a la barbilla y acabó haciéndose daño él mismo también.
—¡Me cago en…!
Tropezaron, cayeron de espaldas contra la ventana y el cristal cedió. Cuando se dieron cuenta, estaban en el aire, y al instante después su espalda colisionaba contra el césped del jardín, arrancándoles la respiración y cientos de cristales hechos añicos cayéndoles a su alrededor.
—¡Puag! ¡Mira la que has liado! Vale, sí, sí. ¡Activé el sello de Juro! ¿Qué más te da? El cabrón nunca te responde, ¿no? ¡Pues que se joda!
Datsue se llevó una mano al rostro y se detuvo a medio camino al darse cuenta que un cristalito se le había introducido en la palma y un hilo de sangre corría por él.
—Te juro, Shukaku… Te juro, que a veces me entran ganas de matarte.
—¡JIA JIA JIA! Mejor que no sepas cuántas veces me entraron a mí.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado