10/07/2021, 18:21
—Más que de mala muerte, de mala suerte ¿Cómo haces para ponerte tan mal en una pizzería? — acotó luego de la característica risotada del Ichibi.
La particular escena de un lugar con mucha gente y poco barullo, ya le empezaba a generar una cierta molestia o, incluso, incomodidad. El Valle se destacaba por esto, pero la chica no llegaba a acostumbrarse al ambiente. No iba a demostrar su disconformidad ni mucho menos, por lo menos por ahora.
Jun siguió a la dupla hacia los adentros del lugar, donde el Uchiha decidió ir a sentarse a un lugar bien pegado a una esquina. Aún mostraba sus deseos de no llamar mucho la atención y la chica ya no sabía si era por vergüenza a ella y Shukaku o por otro motivo en especial. Aunque, para empezar, él fue el que estaba peleando con un biju en medio de la calle por cuestiones económicas.
Fue a sentarse en un lugar cerca de Datsue y, al hacerlo, estiró un poco sus brazos y piernas.
—Realmente, no. Hace unos pocos meses nada más. Se nota, ¿no? — lo miró de reojo, con una media sonrisa en la cara. —Porque a ti se te nota que no eres novato, Hijo del desierto.
Y no lo decía simplemente por su apariencia y físico, sino por las actitudes que fue mostrando en su corto trato con ella. Sacando el primer encuentro donde estaba blasfemando a su compañero, con ella había actuado de una forma muy madura.
La particular escena de un lugar con mucha gente y poco barullo, ya le empezaba a generar una cierta molestia o, incluso, incomodidad. El Valle se destacaba por esto, pero la chica no llegaba a acostumbrarse al ambiente. No iba a demostrar su disconformidad ni mucho menos, por lo menos por ahora.
Jun siguió a la dupla hacia los adentros del lugar, donde el Uchiha decidió ir a sentarse a un lugar bien pegado a una esquina. Aún mostraba sus deseos de no llamar mucho la atención y la chica ya no sabía si era por vergüenza a ella y Shukaku o por otro motivo en especial. Aunque, para empezar, él fue el que estaba peleando con un biju en medio de la calle por cuestiones económicas.
Fue a sentarse en un lugar cerca de Datsue y, al hacerlo, estiró un poco sus brazos y piernas.
—Realmente, no. Hace unos pocos meses nada más. Se nota, ¿no? — lo miró de reojo, con una media sonrisa en la cara. —Porque a ti se te nota que no eres novato, Hijo del desierto.
Y no lo decía simplemente por su apariencia y físico, sino por las actitudes que fue mostrando en su corto trato con ella. Sacando el primer encuentro donde estaba blasfemando a su compañero, con ella había actuado de una forma muy madura.