14/08/2021, 01:30 
		
		
		
			«Oh, mierda.»
Ya estaba viendo la jugada y no sabía muy bien como reaccionar. Para colmo, Datsue había empezado a hablar y no le dio pie a advertirle sobre la situación.
Lo primero que hizo al recibir las palabras de uno de los samuráis, fue mirar directamente al jinchuriki y su biju, luego de que el primero haya dado un discurso sobre inspiración, compañerismo y responsabilidad. Estaba esperando que estos tengan una solución madura y pacífica, y que puedan salir de aquella situación con el poder de la palabra. Pero las únicas palabras que pudo escuchar del Uchiha fueron:
—¡Kusareño el último!
Posteriormente, Shukaku se hizo una nube de humo y el uzujin fue intercambiado por una señora, la cual hizo un movimiento brusco que provocó el derribo de la mesa. Jun no reaccionó, mejor dicho, no pudo reaccionar a lo más inesperado. Quizá tuvo que estar más atenta, pero no fue el caso y la mesa cayó encima suya. No le fue problema sacársela, pero lo que debía sacarse de encima eran las dos personas que la estaban buscando. «Datsue... Pedazo de hijo de puta, me la vas a tener que pagar.»
—¿Q-qué pasó? ¿Dónde estoy? — la chica se tomó la cabeza con la zurda y cerró uno de sus ojos. —¿D-donde se ha ido el señor de sombrero? Agh... — frotaba su cabeza suave, intentando aliviar un dolor que no existía.
		
		
		
		
	Ya estaba viendo la jugada y no sabía muy bien como reaccionar. Para colmo, Datsue había empezado a hablar y no le dio pie a advertirle sobre la situación.
Lo primero que hizo al recibir las palabras de uno de los samuráis, fue mirar directamente al jinchuriki y su biju, luego de que el primero haya dado un discurso sobre inspiración, compañerismo y responsabilidad. Estaba esperando que estos tengan una solución madura y pacífica, y que puedan salir de aquella situación con el poder de la palabra. Pero las únicas palabras que pudo escuchar del Uchiha fueron:
—¡Kusareño el último!
Posteriormente, Shukaku se hizo una nube de humo y el uzujin fue intercambiado por una señora, la cual hizo un movimiento brusco que provocó el derribo de la mesa. Jun no reaccionó, mejor dicho, no pudo reaccionar a lo más inesperado. Quizá tuvo que estar más atenta, pero no fue el caso y la mesa cayó encima suya. No le fue problema sacársela, pero lo que debía sacarse de encima eran las dos personas que la estaban buscando. «Datsue... Pedazo de hijo de puta, me la vas a tener que pagar.»
—¿Q-qué pasó? ¿Dónde estoy? — la chica se tomó la cabeza con la zurda y cerró uno de sus ojos. —¿D-donde se ha ido el señor de sombrero? Agh... — frotaba su cabeza suave, intentando aliviar un dolor que no existía.
 
				 
			 
