17/01/2022, 16:57
Tras el primer grito de disconformidad, los gritos y las contradicciones entre Uzujines se volvieron un tsunami. Una ola de discordia sumió el lugar, incluso la chica de la tabla de surf se había unido a la fiesta. No sabía porqué, pero ésto último tampoco es que le hubiese pillado demasiado por sorpresa al Senju. Fue entonces que el nuevo Uzukage bajó desde su nuevo pedestal, y se abrió paso entre las filas de shinobis de la aldea para tomar contacto directo con la principal trifulca. Al parecer, si que se había tomado en serio lo de acarrear con los problemas directamente, siendo un escudo literalmente.
«Para que luego digan que mi pandilla es la alborotadora...»
En éste caso, no había sido uno de los principales focos de problemas, lo cuál hasta le sabía mal. Siete se encogió de hombros, y se mantuvo pasivo atisbando la actitud del famoso Uchiha. Parecía ser que no todo iba de cabeza, pues con sus palabras y la buena de fe de la mayoría de los ahí implicados, la trifulca menguaba.
—En fin, parece que no todo va a terminar mal después de todo —increpó al Culebra.
—Yia t´digo bro.
Siete suspiró, parcialmente aliviado. Solo quedaba al frente el pequeño problema del que había hablado antes Datsue, la guerra.
«Para que luego digan que mi pandilla es la alborotadora...»
En éste caso, no había sido uno de los principales focos de problemas, lo cuál hasta le sabía mal. Siete se encogió de hombros, y se mantuvo pasivo atisbando la actitud del famoso Uchiha. Parecía ser que no todo iba de cabeza, pues con sus palabras y la buena de fe de la mayoría de los ahí implicados, la trifulca menguaba.
—En fin, parece que no todo va a terminar mal después de todo —increpó al Culebra.
—Yia t´digo bro.
Siete suspiró, parcialmente aliviado. Solo quedaba al frente el pequeño problema del que había hablado antes Datsue, la guerra.