23/01/2022, 15:45
A Datsue se le escapó una media sonrisa ante la demostración de gallardía de la kunoichi, pese a seguir teniendo sentimientos encontrados al respecto: demasiado joven para tener que presenciar los horrores de la guerra. «Así que ella era su hermana… Bueno, si alguien entiende sobre hermanos difíciles, ese soy yo».
—No te preocupes por eso —dijo, restándole importancia a lo de Umi con un gesto de mano. No pensaba tomar represalias. Bueno, quizá las próximas misiones que recibiese la chica consistiesen en limpiar letrinas, pero si ese extrañísimo caso se diese, no sería cosa de Datsue. No señor.
A su lado, un joven peliblanco se armó de valor y alzó el puño al cielo, reivindicativo, respaldando las palabras de Datsue con su propio discurso. Datsue le rodeó los hombros con el brazo y le dio una palmada amistosa en el pecho.
—¡Así se habla, carajo!
Los ojos de Datsue giraron a su alrededor. Encontró un poco de todo. Gente que irrumpía en aplausos por los gritos del chico. Algún otro —Datsue se fijó especialmente en un shinobi que tenía los dientes plateados— más tranquilos, o aliviados incluso. Otros pocos que seguían sin tragarse el discurso del escudo: algunos lo intentaban disimular; otros, como la surfista, de la que parecía emanar un inusual calor, sin esconderlo.
Se dio cuenta de que si se quedaba allí a discutir o tratar de convencer a los que todavía no creían en él, iba a fracasar estrepitosamente. No, aquello iba a ser un trabajo duro, de semanas, meses… años incluso. Así que lo mejor era retirarse mientras todavía tenía la sensación de salir más o menos victorioso de aquella.
Dejó escapar un poco de su poder, como el vapor escapando de una olla a presión, para captar la atención de todos por una última vez.
—¡Disfrutad como os merecéis de esta noche, porque mañana… MAÑANA EMPIEZA EL TRABAJO! ¡Larga vida a todos vosotros! —rugió, alzando el puño al cielo—. ¡Larga vida a la Espiral!
Y, antes de desaparecer en un remolino de viento, Datsue gritó a los cuatro vientos:
—¡¡¡Y LARGA VIDA A UZUSHIOGAKURE NO SATO!
—No te preocupes por eso —dijo, restándole importancia a lo de Umi con un gesto de mano. No pensaba tomar represalias. Bueno, quizá las próximas misiones que recibiese la chica consistiesen en limpiar letrinas, pero si ese extrañísimo caso se diese, no sería cosa de Datsue. No señor.
A su lado, un joven peliblanco se armó de valor y alzó el puño al cielo, reivindicativo, respaldando las palabras de Datsue con su propio discurso. Datsue le rodeó los hombros con el brazo y le dio una palmada amistosa en el pecho.
—¡Así se habla, carajo!
Los ojos de Datsue giraron a su alrededor. Encontró un poco de todo. Gente que irrumpía en aplausos por los gritos del chico. Algún otro —Datsue se fijó especialmente en un shinobi que tenía los dientes plateados— más tranquilos, o aliviados incluso. Otros pocos que seguían sin tragarse el discurso del escudo: algunos lo intentaban disimular; otros, como la surfista, de la que parecía emanar un inusual calor, sin esconderlo.
Se dio cuenta de que si se quedaba allí a discutir o tratar de convencer a los que todavía no creían en él, iba a fracasar estrepitosamente. No, aquello iba a ser un trabajo duro, de semanas, meses… años incluso. Así que lo mejor era retirarse mientras todavía tenía la sensación de salir más o menos victorioso de aquella.
Dejó escapar un poco de su poder, como el vapor escapando de una olla a presión, para captar la atención de todos por una última vez.
—¡Disfrutad como os merecéis de esta noche, porque mañana… MAÑANA EMPIEZA EL TRABAJO! ¡Larga vida a todos vosotros! —rugió, alzando el puño al cielo—. ¡Larga vida a la Espiral!
Y, antes de desaparecer en un remolino de viento, Datsue gritó a los cuatro vientos:
—¡¡¡Y LARGA VIDA A UZUSHIOGAKURE NO SATO!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado